Los artificios humanizados de Roberto De León - Desta/k/dos

RESEÑA POR RODRIGO VILLALOBOS / 19 DE NOVIEMBRE 2018

Roberto De León es un artista visual quetzalteco que manifiesta una forma muy particular de la plástica. Sus pinturas son composiciones muy interesantes desde el color hasta los cuerpos humanoides que toman el primer plano.


Una variedad técnica envidiable hace de Roberto un artista único entre sus contemporáneos. Sus ideas de corporeidad muestran rostros, siluetas, aparatos vitales en pleno funcionamiento y al descubierto, panoramas geométricos, así como la destacada lúdica en la gama de colores en un solo tomo.

Al mostrarse humano y sencillo no da la impresión de haberse acercado a la introspección corporal, al cálculo minucioso del color, del pincel, del bolígrafo. Su calidad va acompañada de una clara definición entre sinuosos movimientos que revitalizan sus obras.


Si bien el movimiento pareciera un segundo plano, su obra constantemente parece detenerse en el tiempo para fotografiarse limpia, los acabados en los matices sugieren delicadeza trazo a trazo y un despliegue técnico cuidadoso pero natural. Vale mucho la pena detenerse a la mitad de una pieza de De León y contemplar la estética en los contornos que parecieran caer como láminas ordenadas con un control de la luz preciso de arriba hacia abajo o de frente hacia atrás.

Las dimensiones por más grandes que puedan parecer, mantienen una escala perfecta entre articulaciones y proporciones musculares que son envidiables para cualquier artista visual. Cada centímetro puede emular un movimiento suspendido o un despliegue enérgico de trasfondo. Su emotividad es tan clara como los colores con los que emergen sus planos más humanos: carnes vivas, carnes plásticas, sencillamente carnes resbalando entre simetrías y geometrías sin miedo.


Fotografías cortesía de Roberto De León.


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