Bony Hernández, de lo editorial a lo literario en Guatemala - Entrevista



ENTREVISTA POR RODRIGO VILLALOBOS / 29 DE NOVIEMBRE 2018

Entrevista realizada el día 21 de noviembre del 2018.

En medio del bullicio de las clases de primer año (porque el área común en compañía de los muchos prospectos de pedagogos se volvía un caos), en aquellos salones de estudio de la Facultad de Humanidades en la San Carlos, conocí muy poco de Bony Hernández, compañera de estudios de la Licenciatura en Letras. Resultaba poco convergente relacionarse con los colegas cuando se tiene tan poco tiempo.

Hernández era una chica de buen ánimo constante, en medio de aquel extraño ambiente, una confidente de cursos que comenzó a verse más meditabunda y menos extrovertida a medida que avanzábamos en aquella carrera tan peculiar. Cuando cambiamos los salones amplios por pequeños espacios de escasos pupitres empezamos a conversar más, me enteré de las extrañas expectativas que cuajaban en su forma de entender la vida literaria y de sus aspiraciones por la escritura. Ni ella ni yo dábamos pauta a lo que terminaría siendo una complicidad editorial hasta el día de hoy.



En la actualidad, Bony ya no es solo una alumna común y corriente en sus últimos años de carrera universitaria, se ha convertido en escritora publicada y además en una resuelta editora con visión crítica. Sus cabellos no son tan largos como cuando la vi por primera vez, pero se le alargó el conocimiento de crítica literaria y sus formas de interpretar el significado de la literatura en este contexto centroamericano. Con sonrisas resueltas me ha concedido esta entrevista donde revisamos su identidad literaria y su experiencia en el campo editorial. A continuación, lo que nos dijimos en medio del aroma universitario hace unos días:

Rodrigo Villalobos: ¿Cómo visualizás el panorama literario actual en Guatemala?

Bony Hernández: En lo personal, me parece una estafa. No hay creatividad literaria, pero influyen muchas situaciones como compadrazgos, dinero y editoriales que publican por intereses particulares. Las publicaciones llegan porque se puede lucrar al estar en ese catálogo, sin embargo, no es que tengan calidad literaria y esperando que en algún momento ese escrito tenga alguna influencia. Además, no hay un estilo donde se defina una generación, corriente o movimiento literario y cumplen con estas o aquellas características, simplemente cada quién jala para donde le da el dinero.

Ahora se da también el efecto posmoderno del "yo publico, es mi sueño y nadie puede opinar lo contrario, si lo hace es por envidia", y se les olvida que hay una línea estética detrás, aun cuando digan que esas reglas ya no se aplican a la literatura actual. Lamentablemente ahorita todo está muy disperso, sin orden, no hay espacio para la crítica y no se ve bien a quien opine que las cosas se hacen mal, los parámetros dejan de existir porque se piensa que el arte es algo del todo subjetivo y lo que se hace ahora no se puede refutar.

RV: ¿Qué opinión tienes de la que se hace llamar 'literatura' a través de las redes sociales, dígase poetuits o instastories o publicaciones de Facebook que se publicitan como textos literarios?

BH: No es literatura, es solo un texto que se publica. No hay filtro crítico literario que diga que el texto es apto para publicación, que a lo mejor sonó bonito y tus conocidos y familiares aprueban lo bien que quedó, pero es eso nada más, una publicación. Cuando esta gente, que ha vivido de la ilusión de sus likes, llevan el texto a una editorial, creen que la editorial debe estar obligada a publicarlos y no es así de fácil, se desmoronan si reciben una negativa. En este sentido, las redes sociales han sido un perjuicio y solo promueven que se pierda el sentido de 'lo literario' a través de una plataforma.

RV: Como comentabas que no ves un movimiento o corriente literaria en la actualidad, ¿cómo percibís el mercado editorial?, debido a que siguen existiendo librerías, editoriales y autores nacionales, ¿crees que promueven algún tipo de literatura particular?

BH: Pues muchos espacios en el medio ven que las personas que más suenan en redes sociales son a quienes debe publicarse. Son famosos, influencers, youtubers o booktubers. En el caso particular de los booktubers, no tienen calidad ni formación literaria y venden como pan caliente, algunas editoriales lo saben y es un arma mediática para difundirse como marcas o productos para sacar dinero nada más.

RV: ¿Creés que existan autores contemporáneos que han sido invisibilizados por los medios y que merezcan ser reconocidos?

BH: Sí, conozco a unos tres o cuatro escritores, que merecen la pena que se les conozca por su trabajo, por ejemplo, Hael López, Javier Flores y Danilo Villalta. Es gente nueva que vale mucho y que a pesar de ser jóvenes de veintitantos años están frustrados porque en el medio solo salen los mismos dos o tres, a esos los ponen en todos lados y los llaman para todos lados, aunque sea gente sin criterio propio y que se la pasa repitiendo como loro lo que ya se ha dicho siempre o lo mismo de los libros, y en realidad les falta calidad literaria, pero tienen los contactos. Estos que se van quedando abajo se desencantan con lo ocurrido, a veces con las puertas cerradas después de una aparición o mención, construyendo crítica literaria y textos con visión estética clara, aunque sean los demás los que tienen el dinero para publicar. Incluso hay muchos autores más en el interior del país que tiene talento literario, sin embargo, todo está muy centralizado aún. Hay editoriales como Cafeína y Quimera que están ahí, pero se enfocan solo en un rinconcito y piensan que así va todo bien, sin contaminarse con acercarse a la capital. Al final es un buen grupo de escritores jóvenes que merecen espacios para salir del desconocimiento.

RV: Como escritora y editora que sos, ¿cómo ves el panorama de las mujeres en la literatura actual?

BH: Es bastante complicado, a través de la investigación que tuvimos para un seminario nos hemos dado cuenta que siempre han sido los hombres quienes sobresalen, pero ese sigue siendo también el camino. Si antes era complicado, pareciera que ahora más, a pesar que las facilidades para publicar son mayores, pero las referencias principales siguen siendo escritores hombres y para las mujeres ahora está muy de por medio la imagen.

En la época de Vania [Vargas] y Denise [Phé-Funchal], no hace mucho, tuvieron la oportunidad de salir y darse a conocer cara a cara en los espacios, no como ahora que hay perfiles de Facebook y tweets. Como pasa con Jeanny Chapeta, yo no considero que ella tenga calidad literaria, menos para que ella misma se proclame la 'nueva literatura guatemalteca' cuando no tiene sinceramente una idea de lo que es autonombrarse parte de una generación, o adjudicarse la responsabilidad de decir "somos los novísimos", según mencionó en un conversatorio, ¿a qué hora se juntaron estos individuos a decir cómo ser 'novísimo'?, ¿bajo qué parámetros o qué manifiesto?, ella no tiene idea de lo que eso conlleva ni qué se escribe en este momento y tampoco sabe si la verdadera figura femenina literaria se encuentra acá o en Chiantla. Cuenta más la imagen que la mujer pueda vender en redes sociales que su calidad literaria, si es que la tuviera. En ese sentido, es más difícil, la imagen por encima de lo que realicés. Permanece ese patriarcado en todas las ramas a las que una mujer se dedique, te funciona mejor cómo te conocen de alguna red social y luego si escribe la chava, pues bueno; eso es lo que lo hace tan complicado.

RV: Desde tu perspectiva de editora y tu experiencia en el campo, ¿cuál crees que deba ser el rol de las editoriales alternativas o emergentes en el país?

BH: La idea de estas editoriales es buena, el problema es cuando se lleva esa filosofía a la práctica, porque en el camino se dan cuenta que se necesita financiamiento. Constantemente se cae en el error de publicar a esta gente que no tiene la calidad literaria suficiente para capitalizarse, el filtro se rompe muchas veces porque se piensa que un escritor "llamativo" le puede traer dinero a tu editorial. Cuando vos querés publicar tu libro, vas a Piedra Santa o a F&G Editores y te das cuenta que son miles de quetzales, aunque tu propuesta sea muy buena, casi seguro que no tenés el dinero para soltar una publicación así y está bien que las editoriales alternativas te den esa facilidad para publicar por menos tu obra, claramente considerando que el material no va a ser de la misma calidad, pero vas a ver físicamente tu libro. Por ello en la teoría está bien, querer sacar a la superficie a la gente que no alcanza a pagarle a los gigantes editoriales que se conforman con seguir publicando a los mismos 'consagrados' o 'vaquitas sagradas', pero todavía hay gente que se sigue quedando muy abajo porque se conforman después con sacar a la misma gente.

Pero ese debería ser el verdadero trabajo de estas editoriales alternativas: mostrar al público a los que están ignorados y tiene algo importante qué decir, dejando de lado el lucro. Por eso en la literatura actual es tan difícil mencionar un autor que valga la pena como referente, todo mundo está atacado por mucha información, pero no sabés de donde abastecerte y solo nos llega lo más superficial, lo inmediato. Ya nadie menciona sus bases de literatura o postura filosófica ni ideológica, nadie piensa en fundamentar su creación, todo es banalidad. Se vuelve un problema de egos; como editores es una tarea a resolver, que se mantengan los criterios firmes y como escritores saber qué queremos dar a conocer y para quién.



RV: Hablemos ahora de tu obra, pues también eres poeta y tienes un libro de nombre Fantasie Impromptu (Editorial POE, 2017), ¿cuál ha sido tu proceso de creación para esta obra?

BH: No lo tengo muy claro. En mi vida de adolescente jamás esperé escribir poesía, de hecho, yo rechazaba el acercamiento a la poesía (cruz con los dedos), luego se volvió una relación de amor odio, en mi proceso de estudio me di cuenta que la poesía no solamente era 'romanticismo' y se puede escribir sobre otras cosas. Como la novela era algo muy extenso para tratar temas, noté que había situaciones que quedaban bien con un poema y luego con otro, así empecé. Sin embargo, con el Fantasie Impromptu todavía estaba muy enganchada con el amor y el desamor, entonces se centró más en eso que en otros temas.

Ahora tengo pendiente lo de mi novela (que aún no sé cuándo saldrá a la luz), algo que también se sigue moviendo entre el amor y el desamor, pero conlleva otras situaciones, sobre todo más existenciales, es un proceso nuevo donde ya me he ido autodescubriendo. Ahora tampoco me salen muchos poemas de estos temas, sino que voy más por la crítica social, me muevo más en eso, además el contexto nacional te da para reír, llorar, satirizar, odiar y esto te provoca decir "¿qué puedo hacer yo por esta situación?" y te queda la impotencia y la cobardía, porque es de cobardes escribir. A esto le he apostado últimamente por sentirme frustrada en esta sociedad, que si bien es cierto ya no son los ochentas, aún existe un miedo o represión por ir en contra de un régimen y lo que puedan opinar, también es algo de 'romanticismo patriótico' que está surgiendo ahorita, el fenómeno de las redes sociales y los supuestos 'activistas sociales' que participan sin hacer realmente algo por el país.

No sé si retomaría el camino de la novela, es más como algo pendiente que dejaría para algunos años después, es como una deuda. Lo veo como un capricho de cuando tenía 14 y me decía a mí misma, voy a ser escritora de novelas, pero en ese momento no tenía idea realmente a qué me estaba metiendo, hay que cuidar aspectos como que el hilo narrativo tenga coherencia, la psicología de los personajes, que no dejés personajes colgados, que las acciones concuerden y argumentar el porqué de cada giro, no podés sacarte nada de la manga. Y también si te metés a describir lugares, debes justificar el entorno que eso requiere, y si vas a inventarte una ciudad, una mitología o algo hay que tener más cuidado, tenés que cerrar círculos narrativos. Quizá como prueba a mí misma, me gustaría hacerlo después con más tiempo.

RV: ¿Tienes alguna influencia literaria o tienes preferencia por algún escritor y su obra?

BH: De autores, diría que mi autora favorita siempre ha sido Vania [Vargas], creo que he tratado de seguirla mucho y a la vez he tratado de encontrarme a mí misma. Su estilo tan crudo y el que sea tan dura consigo misma, me gusta y adapto eso fuera de temas sentimentales, creo que yo lo vuelco a la sociedad, son mis rumbos literarios. Últimamente también me he involucrado mucho con Ernesto Sábato, pues he descubierto que tengo mucho de él.

Es curioso, porque a Vania nunca la leí en la facultad, me la mencionaban mucho y de pronto cuando leí su libro de poesía Quizá ese día tampoco sea hoy (Editorial Cultura, 2010) mató algo en mí, me empecé a deprimir y lo terminé totalmente cambiada. De hecho, con la investigación de seminario tuve la oportunidad de leer su narrativa y son dos campos distintos, ella maneja un rol femenino en sus cuentos más que lo sentimental de su poesía y admiro particularmente eso de ella.

RV: ¿Qué proyectos literarios podemos esperar de ti a futuro?

BH: Pues me he querido enfocar más al área de crítica literaria, pensando justamente en que faltan los filtros adecuados para frenar las deficiencias que hay en las publicaciones actuales. Tampoco pienso ser como Jessie Álvarez, alguien que solamente critica a sus cuates y conocidos, reseñitas o "críticas" donde exclusivamente se muestra su opinión superficialmente sin ir a diseccionar la obra por estructura y contenido, creo que es un pésimo ejemplo de lo que puede ser un crítico literario. Eso hace mucha falta en Guatemala y quizá a nivel latinoamericano, pues no hay quién señale cuál es la manera correcta de hacer literatura o qué se debe hacer para mejorar en el campo. También tengo por ahí uno que otro poema que a lo mejor vean la luz o no. Y seguramente seguiré trabajando en edición y cosas así.

RV: Y finalmente, ¿cúal piensas que deba ser el papel que deba jugar el escritor centroamericano en la actualidad?

BH: Es difícil definir algo así, puede dedicarse a la crítica social o meterse en algo tan surrealista que igual puede ir bajo la consigna del arte. Sin embargo, pienso que el artista en general, no solo los escritores, tienen el compromiso de hacer que el público al que llegan, piense. Hay situaciones a las que solo se les puede resolver pensando y dándole un sentido crítico, algo así solo lo puede dar la lectura y la contemplación del ambiente, algo como lo que ofrece la pintura o la fotografía, o escuchar algo más que solo un discurso como pasa con la música. Ese debería ser la finalidad de todo artista acercar al público a la integración de la realidad, bajarlo de las esferas de confort donde se mueve como las finanzas, el derecho, la contabilidad, la ingeniería, hacerlos reflexionar más allá de donde se mueven, sin hacerlo encuadrar todo en arte popular, para hacerlos despertar, ya que estamos mucho más adormecidos que antes como sociedad para arreglar la situación actual. No debemos esperar que las generaciones que vienen atrás de nosotros lo hagan, como es el discurso de Matheus Kar, quien enfatiza que nosotros estamos generando la oportunidad de que quienes vienen ahí lo hagan mejor; la verdad es otra y hay que salir a enfrentarla desde ya.


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Al final de aquella conversación de miércoles, Bony me siguió compartiendo algunas de sus experiencias de desafío al medio literario, y de sus ideas de revolución educativa y creativa que le provocan una sequía de intereses mundanos. Despreocupada del 'qué dirán', con las altas y bajas que se generan en el ambiente universitario, autocrítica y serena, sigue pensando en la deuda que le ocasiona no haber hecho su novela como obra prima y en lo que le depara a nuestra literatura si no empezamos a cuestionarnos nosotros mismos sobre quién debe actuar, aunque sea detrás de la tinta.

Próximamente Hernández emprenderá en el ámbito editorial, con una iniciativa para dar a conocer a los grandes autores que siguen desconocidos; esta idea la llevará a cabo en conjunto con Génesis Ramos, compañera universitaria con quien ya dio los primeros pasos de La Waffle durante la Filgua 2018, con textos escondidos en figuras de origami, sin duda será una tarea destacada en años próximos.

Más de Bony Hernández y su literatura en su página, El callejón del gato negro https://elcallejondelgatonegro.wordpress.com.


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