TEATRO - M’ijo no podrá ser bachiller

«Cuando Manuel Galich despertó, el espíritu de Ubico seguía ahí».

Manuel Francisco Galich López (1913 - 1984) fue un reconocido escritor, dramaturgo y político guatemalteco. Participó en la Revolución de Octubre de 1944 y luego ocupó puestos en el gobierno de Guatemala desde 1944 hasta 1954, entre ellos Ministro de Educación y embajador de Guatemala en varios países de América del Sur.

Sorprende que una obra escrita hace casi ochenta años, cuando la dictadura de Jorge Ubico, tenía el comunismo mal visto y existía el trabajo forzado, aún consta de vigencia. Es el año 2018, estamos con detalle más o detalle menos: tenemos a la escoria del ejército de presidente, los comunistas están satanizados y el trabajo forzado persiste dentro de los call centers, jornadas extensas y mal sueldo. 

Manuel Galich plasma la deficiencia académica en aquella época. La obra («caricatura», como lo llama su autor), consta de tres actos. Los primeros dos, ubican al espectador en la noche de celebración donde Angelito, el personaje principal, se gradúa de bachiller; y en el último acto, ha transcurrido un año del recibimiento. Don Pedro, el padre de familia, descubre que su hijo ha perdido el primer año universitario, se ha metido con una prostituta que se ha suicidado por culpa de Angelito y tiene primer lugar en ebriedad. 

Las abuelitas decían románticamente que «los tiempos de Ubico, fueron mejores», donde había un panorama de poca delincuencia, la deuda externa se redujo casi a 0%, y se trató de exportar el producto nacional. Ahora, ¿qué podemos esperar en los tiempos de Jimmy? Donde, el Congreso asigna mayor presupuesto al cuerpo militar, que se ha mantenido inútil desde la Firma de los Acuerdos de Paz. Lo asignado para la educación y a la Universidad de San Carlos, es ínfimo, como si no fuera necesario para el pueblo. Los fines, son claros: mantener la ignorancia del pueblo y sostener escenografías donde el presidente es el ungido. No obstante, ahora una parte de los jóvenes que llegan a la educación media con dificultad y la otra parte que accedía a la educación por medio de bachilleratos por madurez, será aún más baja que años anteriores. Sin mencionar que las sedes departamentales de la Universidad de San Carlos, podrían dejar de funcionar por falta de insumos y pagos para los catedráticos que imparten en las diferentes sedes. 

También debemos mencionar a ese porcentaje de «Angelitos» que llevan más de diez años en la Universidad, inscritos año con año en el primer ciclo de sus carreras, refugiados en las asociaciones estudiantiles y los que han obtenido sus títulos por 'compadrazgo', pero siguen en sus madrigueras sin algo productivo por hacer. Ellos también contribuyen a que varios jóvenes que quieren acceder a la educación superior, encuentren más obstáculos. «Nos salen carísimos, por cierto».

Llegará el día donde ningún m’ijo podrá ser bachiller. Porque el Estado asignará tan poco presupuesto que las escuelas tendrán que cerrar y las cárceles aumentarán su población. 

Manuel Galich, hace ochenta años presentaba el estado real de la educación de mala calidad, donde había presupuesto digno y las personas que podían acceder a estos lujos aprovechaban becas, y egresaban profesionales de calidad. Hoy, 2018, donde tenemos a un intento de presidente, marioneta de los oligarcas y narcotraficantes; próximamente con año electoral, diputados que sólo piensan en proteger su corrupción y un pueblo dormido, ¿cómo haremos para que en diez años, todos nuestros m’ijos, puedan ser bachilleres, y no Angelitos?

Gracias a la colaboración de: Bony Hernández.

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