PUBLICACIÓ POR LUIS RICARDO LÓPEZ ALVAREZ / 14 DE ENERO 2019
No interesado por encontrarme con
filosofías baratas de profecías de auto-cumplimiento; o hastiado cual cobarde
ante la vida y la muerte como un existencialista. Quise buscar respuesta al
agobio que el mundo, y sin saberlo aun el mundo actual trae para todos los
hombres de occidente.
Vivimos sumergidos en la
desesperación de no encontrar nuestro propósito; convencidos de que somos parte
de la masa ignorante y lastimada que debe vivir en constante pugna y lloriqueo
por las circunstancias de la vida, o dormidos (pese al oxímoron) en el ruido
constante de la publicidad, que nos aturde y nos invita a estar en constante
búsqueda por llenar nuestra necesidad de cubrir una falta de propósito con
objetos o experiencias.
Encontré por suerte, en la
biblioteca de un buen amigo un libro de filosofía poco convencional y muy
antiguo: El código del Bushido de Taira Shigesuke; y para esta reflexión que me
ofrece el espacio creo que estaría de más hacer alarde de conocimiento
histórico, así que he optado por contar mi experiencia.
El Bushi o 'el guerrero y su
camino'; es el nombre que en verdad tiene lo que entendemos los occidentales
como la filosofía y costumbres de los Samuráis; que fue gestándose desde los
tiempos en los que debatían el territorio en guerras entre clanes; hasta los
tiempos de paz bajo la figura del emperador.
El guerrero, y su deber ser, son
el propósito del libro; en el que describen una forma de vida basada en cuatro
votos esenciales:
- No olvidar el código del bushido y sus prácticas; lo cual equivaldría a no olvidar el deber y lo que es correcto; lo bueno y lo malo; lo que siempre ha sido y será provechoso para el hombre y la sociedad.
- La lealtad al señor; a quien se protege, a quien se está sometido, figura y representación en la tierra de la deidad.
- Respeto a los padres, sin importar lo crueles que sean para con uno mismo; es deber de un guerrero atenderles y someterse, cuidándoles y honrándoles.
- Por último el código hace relación a la compasión para con todas las creaturas vivientes; de lo cual poco se puede agregar que la frase misma no explique.
Esta filosofía antigua japonesa;
ofrece al hombre moderno un espacio para encontrarse con su masculinidad; con
su sacrificio y deber ser. Enseña al hombre a ser hombre, a buscar hacer la
labor con esfuerzo, a mostrarse compasivo; a aprender a vivir en sacrificio. A
no temer a la muerte y a enfrentarla con una sonrisa (pues quizá a mi entender
es el último dominio al que pueden acceder para tener control sobre nosotros
los cobardes).
Morir, expresa El código del Bushido, es un pensamiento que debe mantenerse en la mente en todo momento y
aún en los momentos de ocio debe reflexionarse sobre la propia mortalidad; para
que en el momento en el que llegue pueda enfrentársele como una situación
natural de la existencia humana.
Pero el hombre pienso y entiendo;
poco quiere en la actualidad seguir su deber; piensa más en someter y
comprometer a los otros; les acusa de insensibles pero no reconoce su propio
compromiso con la vida. Se deja sumergir en el hedonismo, en el camino
aterciopelado de las drogas o el desenfreno; porque al final la existencia (que
le parece tan efímera) terminará y nada habrá tenido sentido; y en efecto su
existencia ningún impacto en la realidad habrá causado más que plásticas y
vacías expresiones.
Poco quiere el hombre moderno
honrar a su señor; pues se vanagloria de la falta de creencias; ha abandonado
lo trascendente, se ha puesto al nivel del excremento que se pisa con descuido;
pues al final solo materia y transformación muerta es para sí mismo. Es quizá
capaz de cumplir este precepto cuando reconoce en el placer a su amo; a quien
sirve a cada momento, por quien se enferma y recorre el camino hacia la muerte
como un cobarde.
De sus padres, prefiere a la
manera de las “avanzadas sociedades del norte” olvidar todo compromiso con la
tradición, con los ancestros; ha dejado de honrarlos teniendo comportamientos
vergonzosos, negando su propia naturaleza; abandonando al anciano y al hijo
porque su tiempo de ocio vale más que cualquier otra cosa.
Y al final la compasión por otras
creaturas es nula; pues entregado a la satisfacción de sus propias necesidades,
depreda el mundo; le transforma para destruir y no respeta o siquiera conoce el
ciclo de vida de las cosas.
Todo aquel que quiera encontrarse con un
sentido; que no se demasiado cobarde como para reconocer su propia mortalidad y
valorarla; que sea capaz de reconocer en el sufrimiento consciente su propia
transformación; que busque la perfección y su lugar entre los espíritus, debe
sin duda encontrarse con El código del Bushido.
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