PUBLICACIÓN POR HENRY VARGAS ESTRADA / 14 DE FEBRERO 2019
Fuente: https://www.pexels.com/.
Muchas veces, la intención falla
y los mensajes no quedan claros. Parte de los errores que cometemos como
humanos son solo una muestra de esa misma humanidad que nos ayuda y limita al
mismo tiempo. La vida, como cualquier otra cosa, es un conjunto de éxitos y
fallos.
Mi último artículo tuvo un efecto
bastante extraño. Mucha gente me cuestionó algunas de mis ideas y hubo una
discusión bastante fuerte por ciertas cosas que dije. Por desgracia, quedé como
algo que no quería. Allí viene la cuestión del error.
Sin embargo, no puedo echarme
atrás. En el artículo anterior toqué una fibra bastante dura. Critiqué a la
literatura juvenil y en cierto modo di a entender que los lectores de este tipo
de obras eran intelectualmente inferiores. No obstante, no hay nada más lejos
de la verdad. Y me disculpo por eso.
Por otro lado, quiero clarificar
mi mensaje. Primero, voy a confesar que yo también leí mucha literatura juvenil
en su momento. Como casi todos los de mi generación, crecí con la saga de Harry
Potter. Y es que si bien siento que Rowling ha llevado últimamente la saga a la
desgracia (de eso en otro momento), no puedo negar el cariño que le tengo a ese
mundo y a esos personajes. Asimismo, he leído otras obras infantiles y
juveniles muy buenas. El hobbit, los primeros libros de Laura Gallego, Narnia y
otras me parecen buenos ejemplos. Así que clarifico eso.
Ahora bien, aquí llega mi crítica.
Quiero dejar en claro que no creo que esté mal que alguien que quiera leer
literatura juvenil de adulto lo haga. Si quieres, hazlo y no pasa nada. Sin
embargo, lo que no puedo permitir es la completa negación o poco interés de
ciertas personas en la literatura considerada “alta”. Y hablo de lectores, y a
ellos me refiero.
Me queda claro que la ignorancia
no es natural. Es más, es una elección. Leer no te hace ni más listo ni más
tonto. Es lo que lees. Por ejemplo, si te pasas todo el día leyendo libros de
cocina, solo de eso vas a saber. Es simple lógica. En cuanto a literatura,
elegir es clave. Hay tantos libros en el mercado y tan poco tiempo. Pero hay
que elegir sabiamente.
Allí yo abogo por ser omnívoro.
Hay que leer de todo y acerca de cualquier cosa. No puedes cerrarte a un único
tipo de libro. Es cierto que hay gustos, pero lo mejor es darle la oportunidad
a todo.
Estoy seguro que habrán muchas
grandes obras actualmente en la literatura juvenil. No lo dudo. No obstante, no
se puede menospreciar el impacto que muchos libros importantes tuvieron. A mis
dieciocho años, yo tuve un cambio cuando empecé a estudiar literatura. De
pronto dejé de leer juvenil y me tiré solo a clásicos o a obras importantes. En
ese lapso, descubrí grandes obras que me retaron y me hicieron pensar. Ahora,
en mi actual estado omnívoro, valoro mucho esas experiencias.
Es cierto que dejé la literatura
juvenil. Pero la dejé porque ya no me satisfacía. No estoy invitando a que la
dejen por completo, pero tampoco hay que cerrarse solo a eso. Por ejemplo, si
van a leer fantasía, lean fantasía adulta alguna vez. Si leen romance, busquen
obras más complejas y comparen.
No estoy diciendo que van a
terminar como yo. No hay nada que quisiera menos. La vida la vive cada quien
como quiere. Pero también hay que experimentar.
Comentarios
Publicar un comentario