Henry Vargas Estrada "Puerto Barrios 2050" [1] - /K/rtones

EXCLUSIVA PARA REVISTA LA FÁBRI/K/ / 21 DE MARZO 2019

Bund de la futuristica Ciudad de Shanghai

1

-¿Creés que la droga le hará efecto?

-Estoy segura…

-¿En serio? Yo he visto como lucha. Para mí es distinto. 

-Este es como todos los demás… 

-No lo creo.

-¿Dudás de mí?

-No, para nada. Es solo que creo que él tiene oportunidad.

-Si no encuentra ayuda, no la tendrá.

-Eso es cierto.

-Hay pocas personas que pueden luchar contra la droga. Sería un milagro que encontrara a alguna de ellas.

-Pero puede hacerlo.

-Eso tenemos que remediarlo.

-Ojalá y no le dé tiempo…

Las luces de neón le golpeaban en la cara. Brillaban, brillaban, brillaban. Tenían un resplandor casi gelatinoso. El hombre sufría tratando de verlas. Además, estaba eso de la droga…

No entendió nada cuando se lo dijeron. Fue todo tan rápido, casi instantáneo. La palabra surgió y se diluyó como un rayo. Él sintió que no le decían todo.

Pero parece que lo hicieron. Ojalá y la vida le sonriera de mejor manera. El mundo, lo que recordaba, todo parecía tan borroso. Su existencia estaba limitada precisamente a ese momento. Y era tan doloroso.

Levantó la vista hacia el cielo. Sus ojos se quedaron prendidos en su eterna oscuridad. La lluvia, fría y pesada, caía de manera potente. Los edificios eran tan altos que parecían dioses. ¿En dónde estaba? Nadie lo sabía. Y mucho menos él. Pero si de algo estaba seguro, era que no era su casa. Esa ya estaba muy lejos.

Caminó por varios minutos más. Su cuerpo dio vuelta en una esquina. No podía ver bien, sus ojos estaban borrosos. Atravesó una gran puerta sin quererlo.

Las puertas corredizas se movieron rápido cuando pasó. El lugar donde entró era gigantesco. Era un edificio ancho, lleno de muchas ventanas. Caminando, notó que el centro del edificio tenía un agujero por donde caía la lluvia. Sin embargo, no se miraba el cielo.

-Todo es tan alto.

Pero no sabía bien lo que había dicho. Y eso fue lo último que hizo en un gran rato…

Perdió el conocimiento de pronto. Se despertó en un lugar distinto. El edificio ya no estaba. Ahora había amanecido metido en una cama. Estaba dentro de una habitación, rodeado de un calor delicioso. Cerca, una mujer hacía algo. 

Él la miró detenidamente. La mujer estaba de espaldas. El hombre pudo ver como le mostraba el sudor que corría desde su cuello. Además, su trasero, cubierto por unos ajustados pantalones, se miraba redondo. Él trató de no ver eso último. Aunque no era tan sencillo.

-Sé que me estás viendo el culo -dijo ella-. Puedo notarlo desde aquí.

Él se sorprendió.

-Eso es imposible…- dijo.

-No apostés conmigo.

La mujer se volvió para mirarlo. Era pelirroja, eso no lo había notado a simple vista. Sus ojos, en cambio, eran raros para ella, pues eran negros. Parecía una extraña mezcla proveniente de un lugar exótico.

-Veo que seguís mal- dijo ella, extrañamente sonriendo-. Tomará tiempo tu recuperación.

-¿Recuperación?

-No estás bien. Es más, estabas a punto de morir. Si yo no te encuentro, quién sabe lo que te habría pasado.

-Solo me sentía mareado.

-Eso es decir poco.

-¿Qué demonios?...

-Mejor seguí descansando.

Y eso fue lo que extrañamente hizo. Le estaba haciendo caso a una completa extraña.


2

-¿Sabés que es la droga?

-Es complicado de explicar.

-¿No pensás decirme?

-Ojalá pudiera.

-… 

-¿Cómo van los recuerdos?

-Creo que ya sé bastante.

-¿Me contás?

-Creo que sí.

El hombre se sentó en el sillón. Después de dos semanas de batallar con lagunas mentales, viendo como la mujer y su hijo (tenía un hijo) lo atendían, por fin pudo recordar algo de su pasado. Y estaba bastante sorprendido.

-Decime algo- dijo ella.

Era difícil de explicar. Él cerró la boca pensando que podría alejarla. Sin embargo, ella simplemente se quedó allí, mirándolo. Sus ojos se plantaron fijos sobre los suyos. 

-Te burlarás de mí- dijo él.

-No creo.

-¿Segura?

-No te preocupés.

Respiró profundo.

-Bien, aquí va.

Y se lo dijo, así como lo pensó. Las palabras surgieron como caudales. Primero comenzó diciéndole como se había quedado dormido durante años, luego le contó sobre su pasado como policía en una ciudad que no tenía nada que ver con esta superurbe ultramoderna y finalmente acerca de su familia posiblemente muerta. Cuando terminó, la mujer solo se quedó sin decir nada. 

-¿No respondés?- Él parecía confundido por su  pregunta tras su largo silencio.

-No veo por qué deba hacerlo -respondía cada vez más indiferente ella. 

-Ha pasado mucho tiempo. ¿Sabés qué año es? 

-2050.

-¿Y el nombre de esta ciudad? 

-Puerto Barrios.

Él se quedó frío e inmutado hasta que apenas articuló:

-Imposible… ¿Cómo?

-Es una larga historia.

Ahora le tocaba el turno a ella. Se quedó mirándolo fijamente, tomó aire y luego soltó esas verdades que parecían metralletas. Le contó como había sucedido un desastre ambiental en Guatemala, también como el gobierno había invertido miles de millones en crear una superurbe en la zona menos afectada. El hombre no podía imaginarse nada de lo que oía. 

-Esto se parece a una película.

-¿Cuál película?

-No creo que vos la hayás visto.

-¿Hablás de Blade Runner?

-¿Cómo lo supiste?

-Créeme, esto es peor.

-No hay manera.

-La vida nunca es justa.

-¿Cómo llegamos a esto?

-No has visto aún hasta donde llegamos.

-¿Por qué me lo decís?

-No deberías salir de estas paredes.

-Ya lo hice… creo.

-Pues no volvás afuera.

Pero él sabía que lo haría. Aunque no tenía idea en qué momento exactamente.

Continuará...

Henry Vargas Estrada.



REVISTA LA FABRIK

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