La leyenda de la Patrona de Sololá-Chimaltenango - Reseña


PUBLICACIÓN POR ENRIQUE ALFARO / 14 DE MARZO 2019

Es parte de la historia conocer las diferentes leyendas que se generan alrededor de ciertos acontecimientos históricos, o bien en referencia a algún personaje, u obra de arte. La leyenda es una narración popular que cuenta un hecho real y es adornado con fantasías. Se trasmite de forma oral y esto origina que cada generación le dé su propio matiz.

Por ejemplo, existe la 'historia' de la Virgen de los Dolores, llamada Virgen de la Concha. Es la patrona de la Diócesis de Sololá–Chimaltenango y tenía su propia feria. Está ubicada en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, llamada popularmente Basílica de la Concha. No existe ningún tipo de estadística para saber cuántas personas llegan a visitarla, pero es de suponer que cuando existía la feria dedicada a esta pintura, aumentaban las peregrinaciones a su capilla.


Patrona de Sololá-Chimaltenango

La leyenda que cuenta su origen es la siguiente, tal y como en algunas familias de Sololá se ha trasmitido:

«Un mercader llegó con un cuadro. Hay otras versiones que hablan de un 'indito'. Luego de hacer sus  compras y ventas, pues el mercado estaba frente a la iglesia, llegó al atrio, sacó un pequeño cuadrito y como si fuera su dormitorio lo colocó en la pared exterior de aquella iglesia. Acomodado en su nuevo "dormitorio" y con el cuadro que le observaba, se quedó dormido. Cuando se despertó vio una pintura hermosa de la Virgen de Dolores, con sus siete puñales. Con su mirada hacia lo bajo y sus manos cruzadas. Algunos la verán como si fuese la Virgen de Dolores de la Parroquia de la Santa Cruz del Milagro, en la capital, y otras como la Dolorosa de la Recolección.

Pero el mercader la tenía como su fiel compañera, la llevaba siempre. Y cuando dormía la colocaba junto a él. Como siempre hacía tomaba a la Virgencita, y la volvía a guardar, pero hubo un día que algo se lo impidió. Lo intentó despegar del muro y no pudo. Llamó a otros compañeros y tampoco lograron moverla. Las personas se empezaron a aglomerar alrededor de aquel incidente y como si fuese la espada de Excálibur, cada uno intentaba quitarla.

Entre tanto ajetreo, uno de los individuos tuvo la idea de llamar al padre de la iglesia. Este salió y también intentó quitar el cuadro. Pero como todos los demás, este tampoco pudo. Cuentan que rezaron y luego de que el sacerdote diera la bendición logró tomar de la pared la pintura fácilmente. Entre el gran alboroto, la llevaron dentro de la iglesia en solemne procesión, con cantos y sollozos. Dios había hecho un prodigio».


Patrona de Sololá-Chimaltenango

Pero está leyenda tiene otros agregados, donde afirman que fue la misma Virgen, que rodeada por coros celestes, vestida de rojo y azul (como la Virgen apocalíptica) le entregó el cuadro al mercader. Por ello, le dolió desprenderse del objeto, pero sabía que era la voluntad de Nuestra Señora y, por lo tanto, se abandonó a su providencia. Más tarde mientras paseaba por el lago de Atitlán dos sirenas hermosas le llevaron una concha en plata y se la presentaron como "la casita" de la Virgen. Él mismo fue a dejarla a la iglesia y convenciendo al cura le sirvió de marco a tan pequeño cuadro. Por ello, en recuerdo a la concha, le agregaron dos sirenas a los lados.

Ahora bien, todo esto no es creíble, ya que no existe hasta el momento ningún documento que afirme la aparición de la Virgen, la de las sirenas, o bien, el milagro del cuadro. Lo que sí se puede deducir es que el cuadro de Nuestra Señora de Dolores llegó a la actual Catedral de Sololá y tuvo gran veneración. Se afirma que la concha era de plata pura. Además, que la Virgen tenía unas dagas pequeñas en oro y otras piedras preciosas que la adornaban. La imagen original tuvo varios intentos de robo, hasta que finalmente fue secuestrada del lugar donde se veneraba y tuvo que ser sustituida por una réplica.

La esperanza de muchos fieles es volver a ver la imagen original de la Virgen. Otros permanecen confiados en que la nueva imagen es suficiente y que la antigua definitivamente fue fundida y ha desaparecido. Lastimosamente, el desconocimiento por la historia e identidad del pueblo cristiano en cada región ha logrado dividir y olvidar las verdaderas razones del porqué existe un patronazgo.


Patrona de Sololá-Chimaltenango

La réplica recuerda a las abuelitas que mientras sus nietos iban a dormir, ellas les contaban como la Virgen de la Concha se había aparecido entre resplandores de luz y de cómo los valientes sololatecos habían querido quitarla del muro para devolverla a su dueño. Pero la Virgen se había quedado con ellos. Ahora son los nietos quienes contarán la leyenda y ya no podrán terminar en final feliz, pues manos sucias se han llevado el tesoro del pueblo, que era su orgullo y su identidad.
Fuente y fotografías: Enrique Alfaro.

Enrique Alfaro

Comentarios