Eleázar Adolfo Molina "Pity me" [3] - /K/rtones


Capítulo Quinto


It’s a little bit funny, this feeling inside, I’m not one of those who can easily hide.

San Arnulfo del Motagua era un pueblo melancólico, todas sus calles tenían unos arriates en el centro, en donde estaban sembrados distintos árboles, en las cuatro alamedas principales de aquel lugar, estaban sembradas jacarandas, mismas que en la época de verano les daban un hermoso color morado a las calles. Desde el aire seguro se vería una enorme cruz morada. Las demás calles tenían árboles para sombra. Era un pueblo pequeño, dividido en ocho barrios, con cinco iglesias, la principal era la más grande y la única que poseía campanario.

El hostal San Judas estaba ubicado en el barrio del mismo nombre, a una cuadra de la pequeña iglesia en honor al apóstol Tadeo. Al salir del hostal lo primero que vio Stuardo fue un letrero realizado en azulejo que decía "Calle de los imposibles N° 28". Era la dirección del hostal. Pudo contemplar unas cuadras al oeste una de las cuatro alamedas que desembocaban al parquecito central del pueblo. Debía caminar hacía ese lugar para poder llegar a la Municipalidad e iniciar así sus presentaciones oficiales de los Juegos Florales.

I don’t have much money, but boy if I did, I’d buy a big house where, we both could live.

Era un pueblo colorido, con gentes caminando en sus calles, pero Stuardo no había observado aún a ningún niño. Eso le llamaba la atención. Bueno, habían pasado ya un par de horas de las ocho de la mañana, seguramente estarían en la escuela del pueblo. Las casas estaban pintadas en tonalidades iguales, según el barrio, ahora miraba una tonalidad de café con un amarillo crema muy interesante, cómodo para la vista. Preguntó en una tienda donde compró unos cigarros, el motivo de los colores de aquel barrio, la respuesta fue que era por el color de las túnicas de San Judas Tadeo.

Al llegar a la alameda principal, observó en la esquina, de aquella calle imposibilitada solo del nombre, un letrero donde se encontraba el título de la arteria: “Alameda de las Guitarras”. En medio de aquella alameda se encontraba una escultura de un toro, le llamó la atención aquella estatua y se acercó. Observó una placa que decía: «A la gloria eterna de los integrantes del Deportivo Valdocco. Campeones. Mayo 27, 1980». No entendió muy bien aquello, pero por la fecha seguro tendría que ver con las festividades de mayo de aquel lugar.

So excuse me forgetting, but these things I do, see I’ve forgotten if, they’re Green or they’re blue.

Al llegar al parquecito se encontró de nueva cuenta con la señora con la que había amanecido. Los dos se sonrieron con un gesto cómplice, ella le explicó que el señor alcalde no había podido llegar a recibirlo pero que no había ningún problema, se les uniría por la tarde.

Caminaron a la tesorería municipal en donde cobró el cheque del premio de su obra. Luego ella le dijo que su primera actividad era leer su obra a los alumnos de la escuela del lugar, él refutó y dijo que no era correcto, pero ella le insistió y caminaron a la escuelita que estaba ubicado al otro lado del parquecito, en la esquina contraria a la iglesia.

Cuando llegaron al patio debajo del sol, se encontraban reunidos todos los alumnos de aquella primaria. Nuevamente él insistió en no hacerlo, pero Carla, Cecilia o Carina (aún no recordaba cómo se llamaba), le dijo que era parte del protocolo. Le presentaron a doña Raquel de Pérez, presidenta de la junta de Juegos Florales y a su esposo, don Jacinto Pérez. Con ellos almorzaría al terminar la actividad de la escuelita. Él insistió nuevamente en no leer aquel texto a los niños, los tres le respondieron que debía hacerlo. Era el primer texto premiado en los florales. Fue ahí que Stuardo comprendió que ellos no habían leído su obra todavía.

Anyway the thing is, what I really mean, yours are the sweetest eyes, I’ve ever seen.

Al ver que no tenía otra opción, después de una lluvia de aplausos desinteresados, comenzó la lectura de su obra premiada:

-He visto tantas noches, la negra oscuridad de un cielo sin estrellas, encontrando en tu cintura, debajo de tu ombligo, el agujero negro que devora todo mi mundo, que se carcome a sentones, la vida misma, la vida propia, envuelta en una verga cual símil de flor -tomó un vaso de agua y de reojo observó que doña Raquel se sonrojaba. Era tarde, ya no se podía detener aquello.

-En las madrugadas, al ver las siluetas del cerro en la ventana, te dibujo, realizó mis trazos con mi lengua, por tus piernas, tus muslos, te dibujo con mi lengua que encuentra su gloria en dibujar el campanario, trazarlo con pasión, al campanario donde algún día tú vomitaras vida -otro sorbo de vaso de agua, los niños viéndole con inocencia y la pareja de esposos murmurando sonrojados entre ellos.

-Por las mañanas mi virilidad amanece como un mástil, sosteniendo en el viento la pasión de un velero que navegó por las aguas turbulentas de tu vientre, que cruzó las violentas mareas de tu cintura mientras en un tsunami de amor, tomabas mi lirio de carne para que escupiera vida dentro de tu panal de muerte. Nunca antes en la tierra, había visto tanta pasión y desenfreno como tú al desnudarte y subirte a mi cama, para montar como un corcel indomable a quien te hacia suya en la mente, a quien te pensaba y se acariciaba el alma para escupirle al inodoro, los hijos muertos por tu olvido -suspiró sonrojado, un trago de agua. –Gracias -así, la lectura había concluido.

And you can tell everybody, this is your song, it maybe quite simple but, now that it’s done, I hope you don’t mind, I hope you don’t mind. That I put down in words, how wonderful life is now you’re in the world.

Sonrojada la presidente de la comisión se levantó y caminó al micrófono. Trataba de sonreír, pero su expresión no lograba disimular la incomodidad de haber escuchado el texto que se había leído en aquel lugar para aquellos niños, mientras caminaba al micrófono entendió el motivo por el cual el poeta no quería leer su obra premiada.

-Agradecemos a Stuardo Pacheco el haber dado lectura de la obra premiada por el jurado en esta primera edición de los Juegos Florales de San Arnulfo del Motagua, en honor a nuestros campeones. Daré lectura al dictamen del jurado calificador, conformado por personeros de la Casa de la Cultura de Puerto Barrios, el mismo dice así: «Se otorga el primer lugar del certamen a la obra “Los hijos muertos por tu olvido”, por su extraordinario uso del lenguaje, ya que el poeta utiliza la herramienta más preciada que tiene y con palabras forma la figura de la mujer ideal, de la mujer luchadora e incansable, citaremos un verso donde el autor demuestra su respeto profundo por las mujeres y su forma artística de enaltecerlas: Nunca antes en la tierra, había visto tanta pasión y desenfreno como tú al desnudarte y subirte a mi cama, para montar como un corcel indomable a quien te hacia suya en la mente… (-tragó saliva y fuerza para terminar aquella parte-)… a quien te pensaba y se acariciaba el alma para escupirle al inodoro, los hijos muertos por tu olvido…» -miró a los niños, los maestros desconcertados, incómodos, aquello era una tensión intensa. –Un aplauso a nuestro escritor laureado, hoy en la noche será la premiación en el salón municipal. Los esperamos -se alejó del micrófono y se sentó junto a su esposo.

-Se lo dije -murmuró Stuardo mientras despedía a los niños con una sonrisa fingida mientras regresaban a su clase.

If I was a sculptor, but then again no, or a girl who makes potions in a traveling show, I know it’s not much but it’s the best I can do. My gift is my song and this one’s for you…

-¿Usted no había leído la obra? -preguntó Stuardo.

-No -respondió la presidente apenada por la situación.

-¿Entonces porque hicieron este concurso? -Inquirió el poeta.

-Ideas tontas de don Sebastián, ya lo conocerá, llegará por usted para que le explique el motivo del concurso, por lo pronto y para que se nos pase el mal rato, vamos a almorzar, en San Arnulfo no se vive si no se come y de letras y poesías no podemos comer -sentenció la señora, mientras caminaban con rumbo a la "Alameda de los Dolores".

-Your Song. Bernie Taupin / Elton John. Album: Elton John. 1970. Inglaterra.



Capitulo Sexto

Oh yes I’m the great pretender, pretending I’m doing well, my need is such I pretend too much, I’m lonely but no one can tell.

El salón comunal era también cancha de baloncesto y de papi-fútbol, era grande, pues tenía al centro la cancha y alrededor tenía ocho gradas en cada lado para que la gente se sentará a observar los partidos o eventos.

Aquella noche el escenario se encontraba ubicado en la parte norte de la cancha. La dirección municipal había colocado trescientas sillas en el centro de la cancha, según le habían dicho a Stuardo, esperaban unas mil quinientas personas, era la capacidad de todo el salón. Stuardo estaba nervioso pues nunca había hablado ante tanta gente. Desde afuera el salón se miraba impresionante, se escuchaba el sonido ambiente del lugar, era marimba, era una pieza titulada “En Cuilco me enamoré”.

Estaba muy emocionado pues se miraba que la municipalidad había puesto mucho empeño en aquel evento. Al entrar al lugar se encontró con treinta soldados armados sentados en la primera fila, la comisión de los Juegos Florales en pleno, eran quince personas, el concejo municipal a excepción del alcalde y don Sebastián con el señor cura sentados. Había dos vendedores de dulces en la puerta. Menos de cincuenta personas. Suspiró y se disfrazó de sonrisa.

Oh yes I’m the great pretender, adrift in a world of my own, I play the game but to my real shame, you’ve left me to dream all alone.

El acto inició con el ingreso de la Reina de los Juegos Florales, Lesly I, quien llevaba en sus manos un arreglo floral que era coronado por una pluma de pavo real, llevaba también un pergamino enrollado. Su vestido era azul, un azul noche interesante que contrastaba con la capa real de color blanco. Stuardo se percató al verla subir al escenario, que la musa llevaba la capa real en la parte que arrastraba por el piso del escenario de un color negro con detalles amarillos. Al finalizar la ceremonia se enteró que aquella reina perdió el glamour y entró al baño del salón pues ya no soportaba las ganas de orinar.

Don Sebastián subió al escenario y tomó la palabra. Inició explicando el motivo de aquella justa floral. Luego le dedicó unas palabras cariñosas a Stuardo, le pidió que recordará lo que habían hablado en la tarde mientras caminaban por el pueblo. Don Sebastián levantó la vista y miró de forma retadora a los soldados que le veían sin parpadear.

Doña Raquel subió al escenario y con una incomodidad más grande aún, releyó de nuevo el dictamen de la Casa de la Cultura de Puerto Barrios firmada por un personaje de supuesta reputación con apellido Vargas. Luego pidió a los asistentes aplausos pues era el momento cumbre de la noche, era hora de premiar al escritor.

Too real is this feeling of make believe, too real when I feel my heart can’t conceal.

Llamaron al escenario a Stuardo, él subió y emocionado escuchó la ovación que le dieron mientras subía a aquel escenario adornado con hojas de pacaya y pino. Al voltearse observó a todos de pie aplaudiendo menos a los soldados, ese momento fue el más satisfactorio de aquel viaje. Caminó hasta la presencia de Lesly I y la miró, a pesar de ser algo gordita, la sonrisa la tenía hermosa. Pronto los ojos del poeta se desviaron al escote que dejaba ver unos senos grandes y bien formados y, mientras ella recitaba algo, él no dejaba de verle los senos. Stuardo no escuchó cuando ella leyó el pergamino de premiación, medio reaccionó cuando ella le dio un beso de felicitación y la sensación de esos senos chocando y rozando su ser fue algo indescriptible (por ser una proximidad auténticamente joven tal vez).

Luego ambos caminaron al centro del escenario para la toma de fotografías correspondientes, ella lo miraba sonriendo y le daba pequeños empujones, Stuardo la miraba y le sonreía, disfrutaba de ver aquellos senos, los estaba deseando con todo su ser. Ella lo seguía empujando y él respondía acercándose más a ella. Más empujones y él la tomó por la cintura, fue entonces que ella se acercó a su oído, él esperaba una invitación indecente, imaginó a aquella tierna mujer en su cama esa misma noche.

-Disculpe señor poeta, hágase a un lado o baje del escenario, la toma de fotografías es solo para mí -le dijo Lesly I.

Oh oh yes I’m the great pretender, just laughing and gay like a clown, I seem to be what I’m not, I’m wearing my heart like a crown, pretending that you’re still around.

Después de la toma de fotografías para la reina, Stuardo tomó la palabra, por lo que caminó al lugar en donde se encontraba el micrófono instalado. Al llegar observó a todas aquellas personas reunidas en aquel lugar, para tomarle fotos a la reina de los florales, para adularla a ella. No estaban ahí para conocer de su obra, para preguntarle sobre su literatura, estaban ahí para verla a ella. Aunque ahora Stuardo, quien no dejaba de verle los senos, comprendía el motivo para que una treintena de soldados estuvieran reunidos en el salón.

En silencio los miró, contemplando que él estaba parado a punto de dar el discurso más importante de toda su carrera, pero todos los ahí presentes llegaron para ver las tetas y el culo de una reina que no había aguantado las ganas de orinarse y fue a cagar a un baño público, eso no era propio de la realeza.

Sintió en su cuerpo una sensación de ira, estaba furioso con todos los asistentes, más aún con don Sebastián que aquella tarde le había vendido una idea absurda de aquel pueblo. Tenía muchas cosas que decir y se haría escuchar, no podían valorar más la belleza pasajera de una gordita que las letras de un escritor que iniciaba su triunfal carrera en aquel pueblo olvidado hasta por Dios.

-Buenas noches- dijo.

Algunos de los asistentes lo vieron de reojo, no dejaban de contemplar los senos de la reina, mientras ella sonreía como payaso petrificado por los siglos de los siglos.

-¡Se va a casar la hija de puta!

Oh yes I’m the great pretender, just laughing and gay like a clown, I seem to be what I’m not you see, I’m wearing my heart like a crown, pretending that you’re, pretending that you’re still around.

Los ojos de Stuardo vieron al fondo, en la puerta de acceso a Julio, borracho y vomitado, con los ojos rojos y llorando de rabia.

-¡Se va a casar con un cuque maldito! -dijo el hombrecillo gritando de rabia. Luego al ver a la soldadesca sentada enfrente del escenario, caminó trastrabillando hacia ellos. Se paró enfrente y con potente voz chillona y alcoholizada gritando.

-¡Asesinos baja novias! -luego empezó a reírse.

Algunos de los presentes se empezaron a retirar del salón, viendo como Julio se abría el cierre del pantalón y se sacaba el pene delante de los soldados.

-Cambió esta mazacuata por esas lombricitas la hija de mil putas -musitaba el hombrecillo desconsolado.

Entonces Stuardo entendió que aquella velada había acabado y que nunca escucharían su defensa de la literatura ante la falacia de la belleza femenina. Suspiró y se encaminó a la tienda que observó en la esquina. Se emborrachó aquella noche.

-The Great Pretender. Freddie Mercury. Album: Night and the City. 1987. Inglaterra.

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