Darío: Rey del vocablo castellano - Opinión

NOTA INFORMATIVA POR CARLOS JARQUIN /4 DE ABRIL 2019 

Columna publicada anteriormente en el medio digital Revista Íkaro el día 16 de enero de 2019.

“La ignorancia es la carga más pesada. Pero quien la lleva no la siente”. Valeriu Butulescu (Rumania, 1953).

El cisne fue el símbolo por excelencia de los modernistas

Hace unos pocos meses estaba en una librería buscando un libro de Rubén Darío, le pregunté a un empleado si habían de dicho autor, el encargado me dijo que no tenían.  A mi lado, estaba un señor y él respondió con mayúscula ignorancia: «Para que vas a leer a ese borracho, vago y mujeriego, porque en realidad eso era Darío». Lo pronunció con seguridad y firmeza. 

Tomé un tiempo y le contesté: «Su forma de expresarse me sorprende, es común que alguien, que no es lector, hable así de un sublime bardo como lo fue Darío, es inexplicable que muchos se expresen de esa forma del maestro e innovador de las letras castellanas, sus aportes a nuestro idioma castellano fueron invaluables». Resulta que Rubén Darío fue un genio de la redacción desde muy temprana edad, en 49 años que vivió escribió más de 30 libros y apenas con 14 años escribió uno de sus poemas más extensos, “El libro”, poema que consta de 100 décimas.

Le agregué que: «Si no ha leído su obra, es obvio que desconoce la belleza de la poesía dariana y parte de la poesía universal». Finalmente aceptó en plenitud su mala expresión. Y me dijo: «Por favor discúlpame, no fue mi intención haber ofendido». A lo que respondí con respeto que, para la próxima, si no va a pronunciar de sus labios algo agradable, mejor callase. Acto seguido le hice una sugerencia para que leyese más del “Príncipe de las letras castellanas”.

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (1867 - 1916), fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es, tal vez, el poeta que ha tenido mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Es llamado «Príncipe de las letras castellanas». Fuente: https://www.notimerica.com/cultura/noticia-101-anos-ruben-dario-principe-letras-castellanas-20170206071436.html.

Es que resulta que Darío es el rey del vocablo castellano, y este 18 de enero del presente año se cumplieron 152 años de su natalicio. Conozcamos a esa leyenda de la literatura. Se trata de una brillante joya literaria, leerlo es excelso e inolvidable, no permitamos sumarnos a los tantos que existen en el planeta, gente que desconoce a los artistas maestros de su propia patria, o que los etiquetan de cierto modo despectivo, y todo simplemente por no leer, qué terrible decepción. Obviamente este mensaje es para los que saben leer, pero no basta con leer si solo acercamos los ojos para distraernos en las redes sociales.

Para este “Padre del Modernismo”, su máxima pasión era amar y describir con belleza su entorno, viajar por el mundo conociendo lugares distintos para inspirarse. Sin lugar a dudas, era un eterno esclavo de la lectura y escritura en su tiempo libre. Entre los datos curiosos de tan insigne poeta, está el de que muchos estudiosos de la obra de Darío aseguran que usó hasta 17 seudónimos en vida. Falleció el 6 de febrero de 1916 (hace 103 años), sus restos descansan en paz en la catedral metropolitana de León, en Nicaragua, ciudad que lo vio crecer, también fue la ciudad donde él aprendió a escribir sus primeros versos.

Amantes fieles de la poesía, necesitamos conocer, a uno de los más grandes poetas de nuestro preciado continente, leer constantemente no te convierte rápidamente en un sublime intelectual de gran admiración, pero te ayudará a formar un criterio propio más allá de las etiquetas con las que se reconocen a grandes personajes de nuestra historia.

Solo a través de los libros aumentarás enormemente el conocimiento, la tecnología es otro puente perfecto para adquirir dicho conocimiento, siempre y cuando le des el uso ideal. El que no es lector pierde honor y belleza en su vida e intelectualmente siempre vivirá en tinieblas. Valoremos el esfuerzo de este exponente máximo de la poesía, apreciemos su extraordinario legado.