Los colores del encarnado en imágenes sacras - Análisis



PUBLICACIÓN POR ENRIQUE ALFARO / 7 DE MAYO 2019

La escultura sagrada en Guatemala ha tenido una evolución en cuanto a los colores que se utilizan como encarnado. Cuando los españoles ingresaron al territorio traían consigo sus propias pinturas e imágenes. Ya estaban hechas y el propósito era más hacia la parte devocional, que el de una evangelización profunda.

Esto debido a que ellos necesitaban también practicar sus propias devociones. Por ejemplo, la Inmaculada Concepción, pintura que fue robada en Salcajá, tenía por objeto ser la base para poder realizar la misa. La Virgen del Socorro y la Virgen de las Mercedes ya traían un concepto propio de la corriente artística y de la devoción.

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«Cristo Yacente de Nuestra Señora de los Remedios» Templo del Calvario en la Ciudad de Guatemala. Fotografía cortesía de César Estrada.

Pero con la colonización las obras de arte sacro, tenían que trasmitir ciertos valores e ideas que no podían ser explicadas por medio de un tratado, sino por medio de lo que se veía. No a través de escritos, sino por el arte.

Así también los colores recordaban a los nativos la enseñanza cristiana. También Jesús, la Inmaculada Virgen y algunos santos tenían como color un rosado muy claro. Otros casi blanquecinos. Esto para mostrarles que el Dios cristiano era el de los españoles, que no existían los otros dioses. Pero no todos los santos eran pintados de blanco, pues si era un santo africano, lo lógico era pintarlo en tonos muy obscuros.

Con el tiempo, se multiplicaron las obras de arte. También con los desastres naturales, los traslados y la disminución de buenos encarnadores, los colores que se imprimían sobre la tez fueron modificados. Las corrientes ideológicas, la tecnología y el supuesto saber de muchas personas han obligado a que las imágenes no mantengan los colores de su encarnado según el espíritu original.

A esto hay que sumar que el concepto de restauración no se tenía, y si se practicaba era de acuerdo a lo que se les pedía. La compostura de las imágenes era con el fin de preservarlas para su culto y no para mantener la instancia histórica y estética de la obra.

Las leyendas tan difundidas y algunos cuentos que carecían de fundamento, fueron en algunos casos de consecuencia para la imagen. Por ello, se inició una investigación para denominar y agrupar los colores del encarnado en una imagen, de acuerdo a grupos. Aquí se presentan solo los principales tipos de color en el encarnado:



Con ello se buscaba evitar que las personas llamarán “morenito” a una imagen y, que cuando este apelativo se quedaba grabado en el ideario colectivo, las restauraciones tenían que llevarse dentro de esos tonos.

Colocando un ejemplo de encarnado según el tipo, podemos encontrar en el 'Tipo I' a las imágenes que buscan tener una piel a semejanza del mármol. Como el Nazareno del Beaterio de Belén, o el de la Merced de la capital.

En el 'segundo tipo' se encuentran aquellas imágenes que su color es muy claro y que contienen entre sus pigmentos un tono rosado.  Aquí puede colocarse la Inmaculada de la Catedral Basilical, y la Inmaculada de la Basílica franciscana.  

En el  'tercer tipo' están aquellas  imágenes  cuyos  pigmentos  tienden a contener un poco más  de café, siendo una  mezcla entre tonos beige claro. Son aún muy claros en su aspecto. Aquí el ejemplo puede ser San Felipe Neri, y el conjunto pasional de la Parroquia de las Tres Potencias.  

En el 'Tipo IV' se encuentran imágenes cuyo tono es ya más obscuro y la saturación de los colores entre  el café y amarillo dan otra perspectiva de la persona representada. Se puede catalogar en este segmento al Sepultado de San Felipe en la Antigua, o el Nazareno del Santuario de San José.

En el 'quinto tipo' están solo colocadas las esculturas que representaban a las personas con un color de piel negro. Como San Benito de Palermo, Santa Ifigenia o uno de los Magos de Oriente.

Dentro de estos tipos existe una variación de los colores, llevando los tonos, colores y saturaciones a otros porcentajes. Algunas imágenes han tenido problemas en el encarnado debido a las inclemencias del tiempo, las malas restauraciones, entre otras. Por lo que han pasado de un color 'Tipo I' a uno 'Tipo IV' o viceversa.

El encarnado en las imágenes ha sido fuerte objeto de discusiones, como lo sucedido con el Cristo Yacente del Calvario de la capital y con el Señor Crucificado de Esquipulas. También otras imágenes han sido objeto de  repintes, que les borran la identidad. Todo esto es consecuencia de la mala interpretación entre la sociedad de los colores, o de los tonos de encarnado en las imágenes.

Es de recordar que, aunque se clasifiquen dentro de un tipo, cada imagen adquiere de alguna manera su propio tono e intensidad, por lo que corresponde a una clasificación propia dentro de un tipo y una gama.


Han sido los siglos XX y XXI los que han ido proporcionando una mayor defensa a la protección del patrimonio, como lo son los estudios de historia, conservación y otros sobre el arte religioso. Estos aportes muchas veces pasan desapercibidos debido al poco interés que la propia sociedad presenta, pero repercuten a nivel artístico, religioso y social.


ENRIQUE ALFARO

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