/K/RTONES - Madeline Mejía "El regalo jamás abierto"

Imagen cortesía de Madeline Mejía.

El regalo jamás abierto

Tuve una amiga que se involucró en una relación en la que parecía que había gran rivalidad. Eran lo contrario de todo lo que querían construir, trataban de ser mejores personas, mejores amores. Solo trataban, porque siempre les hacía falta algo o todo les salía muy mal.

Con el tiempo, ella soñaba con casarse y tener un bebé; él, por su parte, soñaba con diferentes mujeres cada noche. Incluso, les puedo asegurar que casi llegaron a tener un bebé, pero por motivos ajenos (tal vez fue el destino), no funcionó y tuvieron que hacerle un legrado durante el embarazo a la chica. En pocas palabras, relato esta historia como un regalo jamás abierto, puesto que aún en esas circunstancias le faltó a aquel muchacho alegrarse por la llegada de un bebé, por el sueño de un casamiento, incluso le faltó ponerse triste al saber que el bebé no pudo formarse bien en todo ese proceso, él siempre permaneció con el ego gigante. Le faltó darle apoyo moral a mi amiga; cuando él tenía que estar con ella, en esos momentos difíciles, cuando ella quería llorar y desgarrarse el corazón, ella jamás lo encontró y se vio sola. Aquella mujer quería hablarle sobre lo que habían pasado, quería que él la abrazara y la hiciera sentir segura, quizá, por lo menos, quería hablarle sobre cómo hubiese sido. Sin embargo, él la terminó de lapidar postergando todo. "No hablemos de eso", le decía, "Estoy adormitado", "Ahora no", "¡Ash!, ya después lo hablamos"...

Pero qué les puedo decir, aquella fue una historia muy triste, de la que ahora se está recuperando mi amiga. Claro, no hace falta contar que ya no está con ese hombre de poco valor, ella prefirió seguir con su vida y comenzar de cero. Ha tomado valentía, una maleta llena de coraje consigo misma. Se ha marchado de viaje a tomar un respiro. Por supuesto que no se puede olvidar el pasado, pero sí se puede seguir construyendo un nuevo futuro.

A veces solo existe un momento para hacer algo en la vida (y el de allá arriba lo sabe). Siempre es bueno agradecer por lo que no se pudo tener y por las malas decisiones que cada uno pueda tomar por dejarse llevar sin sabiduría. Si no fuera así, la vida de aquella chica fuese un infierno; claro que le hubiese gustado tener al bebé y no pasar por todo esto, no obstante, el aprendizaje siempre es valioso, aunque duela.

¡Sentir la emoción de tener un regalito dentro, pero no poderlo destapar jamás!...

Mujeres, no dejen de quererse, no dejen de valorarse, hay muchos hombres que pueden hacer una familia y que piensan diferente al de esta historia, ¡hombres que valen mucho la pena! Los hay.

Fin.

Madeline Mejía
24 años, Ciudad de Guatemala.

Bajo el seudónimo de «Dama del café», se trata de una señorita a quien por supuesto le encanta el café. Le encanta realizar y alcanzar metas, se aferra a ellas. Su mente es soñadora y emprendedora. Es curiosa, le encanta la música jazz y el blues. Toca la guitarra, eso sí muy poco, pero en algunos momentos necesita escribir lo que siente, lo que piensa... y eso es lo que le encanta.

Para contactar con Made Mejía y tener más información sobre su literatura puedes acercarte a su página oficial en Facebook, registrada con su seudónimo Dama del Café en: https://www.facebook.com/damadelcafe/.

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