Ayuno, un poema con garbo - Reseña

PUBLICACIÓN POR CARMEN BEATRIZ TOCAY / 1 DE AGOSTO 2019 


La poesía de la escritora Magdalena Spínola es muy peculiar quizá porque algunos poemas enmarcan sus propias experiencias de vida. Para la época pocas poetisas se animaban a escribir abiertamente de la sexualidad, a lo que Spínola se vuelve transgresora al escribir su poema Ayuno, donde hace notar la presencia del deseo sexual, cuyos versos se han formado con carga erótica, pero es un erotismo que se infunde con garbo. Luz Méndez de la Vega señala que gracias a haber pasado algún tiempo en la América del Sur, y allí recibir influjos renovadores en su poesía, Magdalena Spínola se atrevió a exhibir en dos o tres poemas suyos una libertad expresiva en cuanto al tema erótico (Poetisas desmitificadoras guatemaltecas, 1984, p.10).

Magdalena Spínola
Magdalena Spínola. Fuente: Prensa Libre.

Conforme pasaron los años la familia Aguilar Spínola recuperó su prestigio y por eso Rafael Aguilar Spínola, hijo de Magdalena, entra al servicio diplomático y viaja rumbo a América del Sur, razón por la cual la misma Magdalena logra viajar constantemente; esto sucede entre 1954 y 1956. Con este dato presente, puede ser que durante la estancia de Spínola en Sudamérica haya tenido un acercamiento con la poesía de la uruguaya Juana de Ibarbourou y la argentina Alfonsina Storni, quienes se caracterizan por su poesía erótica en aquella época.

Ayuno

Ayuno de su ser
En esta prolongada cuaresma de mi vida.
Es la angustia del hambre que no se sacia nunca,
Porque en la mesa que el Amor preside
No hay vianda que me plazca. Yo no encuentro
Un manjar como aquel, tan exquisito.

Por eso me extermino y me anonado
Sin protesta y sin queja ante los ritos.
Ayuno que posee el privilegio
De hacer mi cuerpo ágil,
En tanto que la esencia asciende más ligera.

El lobezno que aúlla noche y día
Encerrado en la cárcel de mi carne
Es a veces muy fiero:
Abre las fauces,
Me enseña los colmillos
Y remueve la tierra desesperadamente.
¡Ayuna!-dice mi alma por lo bajo.

Las trojes de mi amado están al lado opuesto,
Allá donde la planta no necesita suelo
Para estampar su huella.
¡Si el pudiera venir!
¡Si yo no fuera!
¡Oh qué revancha aquella!... Pan moreno
Amasado por el en su amasijo.

En el sueño imposible de la hartura,
No me importa que giren los molinos;
Digo al ansia: ¡Dormita!
Y a mi cuerpo aherrojado: ¡Ayuna todavía!…
(Tránsito lírico, 1977).

Regresando al poema Ayuno, desde la voz poética femenina enuncia el ayuno como la privación del ser amado y la cuaresma se expresa como el lapso de mortificación ante la necesidad sexual con el ser amado, lo que influye al acto de abstinencia a los privilegios de placer, por lo que hace referencia la imagen del cuerpo femenino engrilletado y encarcelado por la lujuria y el deseo carnal.

Desde el mundo emocional y sentimental del 'yo poético' se presenta la angustia como un estado efectivo de intranquilidad por no poder compartir momentos de intimidad con el ser amado, por ende, aduce que a pesar de que hay otras viandas o majares exquisitos o bien, aunque haya otros hombres, ninguno puede compararse con el hombre con quien ella tiene el anhelo de saciarse.  El amor que se manifiesta tiene un lugar importante en su vida, pero para consolidarlo se pone en vista la valorización sexual.

Se puede notar que hay dos visiones de mundo en la voz poética: la primera es la forma de ver el mundo que se enfoca en la experimentación del amor y la ausencia del amado, en lo que surge el sufrimiento, la tristeza y el deseo sexual que resulta un conflicto interno en el personaje poético; la segunda es la forma de estar en el mundo, le hace pensar en la resignación de la intensidad de los deseos y que estos se aplaquen con el ayuno, que puede ser la solución a la calma del ser a partir del espíritu, la mente y el cuerpo para llegar a una purificación, quizá por la carga moral y espiritual.

Por otro lado, se aprecia espacios metafóricos, que son como espacios interiores, en donde se mencionan al lobezno (un lobo cachorro) como la metáfora del deseo (deseo encarcelado), que ha comenzado a volverse una fiera salvaje, desatándose en fuerzas de anhelos que son incontrolables y peligrosos. Al final del poema se aprecia otro espacio interior, el sueño, isotopía que se impone porque no hay un descanso total del deseo sexual, por ello la voz poética acude a mandar a su deseo a dormir y a estar en quietud. A su vez, existe un dato importante, es que este poema está dedicado a su esposo y el poema también detecta un espacio exterior (se contextualiza), los versos aducen que las trojes del amado están del lado opuesto, es decir, hace ver que su amado no pertenece a la realidad ni al presente en que ella está sumida, porque él está muerto por eso no puede consumar su deseo ni tampoco puede encontrar ningún manjar como lo que significa su amado.

Magdalena Spínola y su poema Ayuno, rompen el esquema de 'poetisa', porque su personaje poético no es la mujer ángel, sino la mujer monstruo, esa mujer que deja a un lado el rol femenino sumiso en que debe privarse y callar lo que siente, y se convierte en la mujer que alza su discurso y enmarca la necesidad de amor y el deseo sexual. Aunque todavía se nota cierta sutilidad y elegancia en la escritura el poema es obvio no se esconde nada. Pero también se detectan ciertas posturas, como las ideologías religiosas, pues la religión, por medio del ayuno, es el camino hacia la saciedad del espíritu mas no de la carne, que parece ser la imposición del momento en el poema. Además se aprecia bien una carga social, en donde la sociedad exige el decoro en una mujer y la rectitud de sus actos.

Es importante resaltar a Madalena Spínola como una de las primeras mujeres escritoras guatemaltecas en dar los primeros pasos en la transgresión literaria, hay otros cuantos poemas más de esta índole, no son muchos, pero sus rasgos literarios son imprescindibles para visibilizar nuevos roles femeninos construyéndose como una postura de alta relevancia social y estética.

Bibliografía:

  • Spínola, M. (1977). Transito Lirico. Editorial Cultural Centroamericana.
  • Gold, J. (1998). Volver a imaginarlas: retratos de escritoras centroamericanas. Honduras: Editorial Guaymuras.
CARMEN TOCAY


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