LIBRO - Vuelta a los clásicos: "Anábasis"

Columna publicada previamente en la revista digital Gazeta el día 8 de noviembre de 2017.

No todos los textos clásicos son libros de filosofía, o parten de la explicación del origen y el inalcanzable destino de héroes legendarios, o del surgimiento del universo; algunos por su parte relatan hechos históricos, que para la visión del mundo antiguo solo tenían relevancia si se trataban de hechos formidables, como alguna guerra ganada o el empeño de algún brillante general.
Ciertos libros que recogen mucha sabiduría, a veces por practicidad de explicación son dejados de lado por parte de algunos maestros de secundaria o catedráticos universitarios, porque quizá se considera que sus temas son muy antiguos o que poseen un lenguaje imposible de decodificar para las mentes de los jóvenes lectores (¡equivocados que están estos!).
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De estos, he escogido la Anábasis o La expedición de los diez mil, por la curiosidad de conocer al discípulo predilecto de Sócrates, que curiosamente no era Platón, y quizá mucho más desconocido en el trópico por contar con una peor campaña de mercadeo, Jenofonte.
El argumento de la Anábasis puede ser conocido en la cultura popular más comúnmente por el libro Warriors de Sol Yurick; o por la película homónima de 1979, que se ambienta en una Nueva York casi contemporánea.
Anábasis está dividida en tres partes: Anábasis (la subida), Catábasis (hacia el interior y, que de ella, he tomado para nombrar mi columna en Revista Gazeta, pues mi pretensión es ir hacia el interior de la obra literaria) y Parábasis (el descenso). Recoge la historia de un grupo de mercenarios griegos que emprenden una campaña de conquista junto a Ciro II de Persia; con la esperanza de arrebatarle el poder a su hermano Atajerjes. Tristemente la intentona se ve frustrada, por lo que en territorio enemigo deberán encontrar los medios para regresar entre espacios desconocidos y cuya geografía no ayuda a los que escapan.
El primer reto que se encuentra en la lectura es el lenguaje; pero no es motivo de desconsuelo, antes bien, puede hacer que el lector curioso indague sobre la geografía y la cultura de aquellos territorios actualmente en guerra (Turquía, Armenia, Irán e Irak); sobre la diferencia entre peltastas (infantería ligera) y hoplitas (infantería pesada), sobre las formaciones y la predilección por la falange (que por muchos años fue la formación predilecta del ejército griego, solo superada luego por la legión romana).
Una de las muchas virtudes de esta obra es que recoge los usos de los pueblos tenidos por bárbaros, por los griegos; que aunque son mirados con desdén por no adorar a sus mismos dioses o practicar los mismos modos, se describen sus modos de vida, los manjares en su alimentación y las riquezas que se cree que poseen.
Además, llama la atención la diferenciada versión de ateniense que constituye la figura de Jenofonte, está lejos de ser un hombre contemplativo y pacifista, es quizá opuesto a como imaginásemos a Platón; Jenofonte es un hombre consciente de las amenazas que le rodean al grupo de diez mil soldados, sabe que desconocen el territorio, que se encuentran rodeados por enemigos y traidores; pero principalmente conoce el interior de sus paisanos y sabe que la desmotivación que cargan a consecuencia de estos factores extrínsecos, pudiera ser los que peor fortuna les trajese.
Jenofonte conoce su historia patria (hace memoria a sus paisanos de las ocasiones anteriores en las que han derrotado a la estirpe de Perseo), honra a su maestro al ser nombrado general por su valentía y su palabra, así mismo conduciendo a los soldados de vuelta a casa. Quizá pareciera más un ciudadano espartano por la efectividad y brevedad de sus palabras.
La Anábasis es un texto que refleja la visión de mundo de los griegos, compartida quizá por nosotros los herederos de la cultura occidental, y de la cual pueden retomarse valores que a culpa del posmodernismo vayan en decadencia: compañerismo, solidaridad, justicia, confianza en el liderazgo, laconismo, amor a la familia y a la patria, valentía, conocimiento de la propia cultura.
La lectura de este texto es recomendable por la riqueza cultural que puede adquirirse de ella, porque entretiene de tapa a tapa, porque satisface a los fanáticos de las epopeyas y porque constituye un valioso testimonio histórico de los usos y costumbres de los pueblos persa y griego.

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