PUBLICACIÓN POR CARLOS JARQUÍN / 14 DE OCTUBRE 2019
De izquierda a derecha: Karly Gaitán Morales, Hugo Hernández y la periodista Martha Cecilia Ruiz; el 28 de abril 2019 durante el programa "El País Azul".
La historia del cine
nicaragüense ha vivido en inmensa tiniebla, en Nicaragua se
desconoce el resplandor de la educación artística especialmente del cine. La invitada de hoy nos habla brevemente sobre
su trayectoria literaria, pero con más énfasis en el proyecto que desde enero
del presente año, estaba realizando con el “Primer Actor de Nicaragua”: Hugo Hernández Oviedo [q.e.p.d] (nacido el
10 de septiembre de 1938 en León, Nicaragua y que falleció este 10 de julio de 2019 en
Managua).
Karly Gaitán Morales es escritora, periodista,
historiadora, crítica de cine y productora editorial nicaragüense. Autora de la
serie «Colección historia del cine en Nicaragua», que comprende los libros: Historia del cine en Nicaragua, 120 personajes del cine en Nicaragua, 400 películas
del cine en Nicaragua, La nouvelle vague
nica y Cinemanía. Además es productora del
documental Hasta con las uñas.
Mujeres cineastas en Nicaragua (Tania Romero, 2016).
Ha
sido relacionista pública del escritor Sergio
Ramírez y la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE). Además
de colaborar para la revista Casi Literal, es columnista de la revista El Café Latino (Francia) y Carátula (Revista Cultural
Centroamericana). Es presidenta del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y
miembro de la junta directiva de la Asociación Nicaragüense de Escritoras
(ANIDE).
Carlos Jarquín: Tu
primer libro publicado es “Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas.
Artículos. Crónicas” (2012, primera edición). ¿Qué te inspiró a
escribir este libro?
Karly G. Morales: El libro fue un homenaje a don
Sergio Ramírez, homenaje que yo quise hacerle en honor de su cumpleaños 70, y 50 de vida
literaria, porque se inició oficialmente como escritor a los 20 años. Para eso
conté con la complicidad y colaboración del editor, el doctor José Garza, de la
Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, México. Él es un gran
admirador de don Sergio y publicó otro libro hermano del mío. La casa editora
publicó esos dos libros en este homenaje en 2012.
Ese
año en agosto se hizo en Managua una jornada literaria para celebrarle a Sergio
y el editor vino a presentar libros y hacer entrevistas. Yo lo recibí y lo
llevé a conocer Nicaragua, allí nació este libro como idea. Se regresó a México
con un borrador de mi libro y propuso la idea al rector de la universidad y todos
estaban de acuerdo y felices de poder hacerle este homenaje.
Para
mí es un libro especial. La obra me llevó a 13 ferias internacionales del libro
en Europa, México y Estados Unidos y me dio una gran proyección en México.
Mucha gente tiene que escribir mucho para ser un día publicados en el exterior,
y yo de un solo debuté en el extranjero y mi libro fue presentado en la FIL
Guadalajara 2012 con Sergio Ramírez, Eduardo Parra y Juan Villoro en la mesa.
CJ: Tu
segundo libro se titula “A la conquista de un sueño. Historia del
cine en Nicaragua” (2014, primera edición). ¿Por qué este nombre? ¿En cuántos años
lograste hacer realidad este proyecto?
KGM:
Ese libro es el resultado de 10 años
de investigación documental seria y detallada. El título alude a una anécdota
sobre un hecho que vivió el señor que dirigió el primer largometraje de ficción
nicaragüense, Benjamín Zapata, compositor y dramaturgo, hermano de Camilo
Zapata. Aunque su película fue finalizada y llevada hasta su estreno, él dijo a
los medios de comunicación que llegaron ese día que su sueño no había sido
conquistado porque no estaba satisfecho con la obra y que su proyecto le había
dejado más deudas que placer. Además, dijo que algún día un cine nacional sería
posible.
Para mi
la expresión “A la conquista de un sueño” es la materialización de lo que
significa realizar cine en un país como Nicaragua, donde el cine se ha dejado
en último lugar, en la cola. Si se tratara del Arca de Noé, el cine no
alcanzaría en el arca por estar de último en fila, y olvidado. Nuestra
Cinemateca Nacional actualmente hace sus esfuerzos, pero no hay despegue, no
vemos ese despegue que sí se vive en Guatemala, Costa Rica y Panamá.
CJ: ¿Qué te
motivó a investigar la historia del cine nicaragüense?
KGM: La pasión que siempre tuve
a dos cosas: la historia y escribir. El cine se cruzó en el camino y las
tres juntas es el resultado de esto. Este año cumplo 15 años investigando
el cine en Nicaragua. En este momento no tengo suficiente espacio para narrarte
mis motivaciones iniciales, pero puedo resumirlo en: escribir, historia, arte
cinematográfico.
CJ: Como presidenta del Centro Nicaragüense de Escritores, ¿qué estás haciendo para promover el arte literario a nivel nacional?
KGM: Fui
elegida presidenta en Asamblea General de miembros el 12 de abril de
2018. El lunes 17 de abril fue la primera reunión de junta directiva
y planteamos lo que queríamos hacer. En primer lugar, el plan era abrir para
2019 las convocatorias de publicaciones de obras literarias, después de tantos
años de no hacerse. Pero al siguiente día, el histórico 18 de
abril al anochecer ya el país estaba inaugurando la actual crisis.
En Nicaragua nada está normal. La
gente cree que porque puede ir a un mall a comerse un helado y las tiendas
están abiertas con sus luces y música ambiental las cosas están normales. Y
no.
Eso es lo que me ha tocado
presidir en el Centro Nicaragüense de Escritores, una membresía dividida porque
entre nuestros miembros hay muchos de ambas corrientes de pensamiento político
actuales, no tenemos fondos, tampoco financiamientos y cuando vi el estado de
cuentas de lo que tenemos fue una enorme impresión para mí.
El CNE no tiene dinero del todo,
vivimos de las ventas de nuestros libros y vender libros nunca ha sido rentable
ni hoy ni nunca, no es como vender otros productos de consumo básico y vital,
como comida o productos de higiene, por mencionar algunas de las cosas mas
vendidas en el mundo… La Cooperación Suiza nos ha apoyado con el financiamiento
de la revista El Hilo Azul, que es
nuestro proyecto único actualmente, gracias a ese dinero hemos publicado ya dos
números.
Lo que estamos haciendo es
sobrevivir. Y yo sé y entiendo ahora la misión que se me ha encomendado y que
debo cumplir en mi periodo como presidenta de este organismo: no dejar morir el
CNE en tiempos de crisis. Y así lo quiero hacer. Claro que si vienen tiempos
peores yo haré con mi junta directiva todo lo que sea posible, pero ya si se
nos hace imposibles muchas cosas, haremos hasta donde nos dé las fuerzas.
Son tiempos difíciles, asumir
este reto con nada de dinero en las cuentas y en un ambiente de crisis
económica e inseguridad es muy difícil. Contamos con ayuda de Hispamer y de
COSUDE para este proyecto, pero un organismo no solo es proyectos, es gastos,
pagos, sobrevivencia administrativa, dar mantenimiento a una casa, sobrevivir.
Sin embargo, tenemos varios planes que deseamos poner en marcha en la medida
que sea posible.
Además, en abril 2018 todos nos
fuimos a nuestras casas y en medio de las balas fue que hice este proyecto y
todas sus gestiones para que fuera posible, a veces no podía hacer una gestión
o ir a una parte por los tranques, porque había una marcha, bandas de policías
y ya no hacía la gestión. En fin, ya sé mi objetivo y creo llegar al final
diciendo “sobrevivimos a la crisis” y entregar a la nueva junta directiva este
organismo que, por lo menos, va a estar vivo. La crisis es pareja, otros
gremios de escritores están igual, los financiamientos no salen, no hay dinero
para publicar ni para organizar concursos literarios, que es lo que llama a la
gente.
CJ: En
enero del 2019, Hugo Hernández Oviedo te solicitó que fueras su
biógrafa. ¿Qué representa para ti este proyecto?
KGM: En
realidad no es ser su biógrafa, aunque a él le gustaba decirme así. Yo escribí
un perfil biográfico sobre él que publiqué el año pasado (2018) en la revista
Carátula. A él le mandé una copia impresa, se la fui a dejar a su casa porque
la revista solo es digital. Estaba impresionado porque es el perfil biográfico
más completo que se le haya escrito y llegaba hasta cuando él cumplió 78 años.
Entonces lo actualizamos e hicimos unas correcciones. Me sentí bien que eso
haya sido: solo detalles y no grandes cosas, hacerle acotaciones, más bien.
Lo que él quería es que le
ayudara a escribir su biografía, que él se encontraba escribiendo a mano.
Quería que ocupáramos el perfil de mi autoría como columna vertebral y
enfocarnos más en teatro. En mi perfil le doy más importancia a su vida en el
cine, aunque repaso mucho de su vida en la radio, el teatro y la televisión,
además de la prensa escrita y el periodismo, porque todo eso ejerció él.
Estábamos trabajando eso. En los
últimos días decidimos viajar por Nicaragua para hacerle entrevistas en lugares
bonitos y no solo sentados en el comedor de su casa, no nos dio tiempo de ir a
todos lados como queríamos. Al momento de su muerte teníamos varios planes: ir
a Selva Negra, a León y comprar un tocadiscos, además de hacer marcos para
algunos periódicos, comprar unos long play, ir juntos a entrevistar a un señor
y así muchas cosas.
CJ: ¿Siempre
continuarás el proyecto? ¿Qué nombre tendrá este libro?
KGM: Él lo había titulado “Tras
bambalinas. La historia de mi vida”. Yo lo quiero continuar, pero ya no será
una autobiografía. Revisando el material no da para eso, pero sí para apuntes
biográficos. Esto será posible solo con el apoyo de su familia, de ninguna otra
forma porque ellos son los que tienen su archivo, que es enorme. Estuve
compartiendo con ellos y sus hijos, todos quieren apoyarme y que el libro se
haga. Espero que lo logremos.
CJ: En síntesis, háblame
del legado de Hugo Hernández Oviedo.
KGM: Tenacidad,
honor, responsabilidad, palabra de honor. Sin ninguno de esos valores él no
hubiera llegado a ser quien fue. Solo valores aprendí de don Hugo.
CJ: ¿Qué es lo
que más admiras de él?
KGM: De don
Hugo lo que más admiro es su falta de egos. Un hombre sencillo, popular, donde
llegaba hacía reír, caía bien a la gente. Saludaba como un caballero de antes,
llegaba a un lugar y saludaba a todo mundo y así igual se despedía. Hoy en día
la gente (incluso gente con educación y formación, hasta son doctores y
postdoctores y con costo dicen unos buenos días). Su humildad.
CJ: ¿En cuántas disciplinas
artísticas se destacó? Y, ¿cuál fue en la que más brilló?
KGM: Teatro, cine, radio, televisión, declamación. Creo que lo suyo fue siempre el teatro, en cine sus personajes son muy pobres para la estatura de actor que él fue. En teatro sí tuvo más oportunidades de brillar tanto en México como en Nicaragua. Conoció muchos países en giras artísticas, a mucha gente. Logró mucho en México, no es cualquiera el que deja a su familia en Nicaragua y se va a otro país a aventurarse.
Muchos
hombres se van a otro país a trabajar en lo que sea, luego mandan dinero a sus
familias. Él se fue con el objetivo de triunfar en México, y eso solo lo pudo
haber logrado con el apoyo de su esposa. Ningún hombre logra nada en la vida
sin el brazo derecho, hombro, columna, puños y todo el tractor que echa su
compañera para apoyarle. México fue el amor de su vida, después de su esposa,
doña Olivia Iglesias.
CJ: ¿Sabes cuántos
premios y reconocimientos recibió?
KGM:
No sé si se puedan contar. Tenía tantos. Todos
metidos en folders y cajas. Él se fue tranquilo, recibió todos los máximos
honores en vida. Lo entrevistaban en la radio, en la televisión, los
periódicos, era una referencia. Y uno no salía sin una respuesta, en su archivo
hallaba todo, solo te pedía unos días y salía con unas bellas sorpresas.
Tesoritos históricos. Le gustaba recortar periódicos, gran archivista. Recibió
los premios, honores y homenajes que quiso. Se fue celebrado, aplaudido,
querido y admirado, completo.
Hay
algo si, que me deja intranquila y un poco inquieta. En un último viaje él nos
insistía a mí y a su fotógrafo que nos acompañaba, don Adrián Salinas, que le
daba miedo irse y no poder terminar su libro. Así ocupaba esa palabra: irse. Y
nos lo repetía mucho, especialmente en ese viaje que se convirtió en el último
y sus frases todavía me suenan en los oídos. Me da mucha tristeza y estoy
profundamente apesarada de que no haya podido ver su libro terminado. Ya tenía
80 años, qué costaba cederle unos meses o un año más de vida para que cumpliera
ese sueñito suyo. Pero Dios conoce sus planes y así quiso que fueran las cosas.
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