PUBLICACIÓN POR CLAUDIA FIGUEROA OBERLÍN / 28 DE NOVIEMBRE 2019
En esta semana, muchas
instituciones en muchos países alrededor del mundo, se unieron con un solo
objetivo, celebrar el día mundial de la palabra como un vínculo de paz y
hermandad de toda la humanidad frente a toda violencia, promovida por la
fundación César Egido Serrano desde España, a través de sus embajadores
alrededor del mundo, que ha establecido el 23 de noviembre como el día
internacional de la palabra con motivo del aniversario de la creación del Museo
de la Palabra.
En El Salvador, a través de la
Academia Nacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, en sede de la casa de la cultura de San Salvador se llevó a cabo
el festival poético, un medio de llevar la palabra como un vínculo de paz.
Citaré las palabras que dije
en el recital poético en conmemoración del día internacional de la palabra,
parafraseando un poco lo dicho:
“El Salvador es un país
pequeño en extensión geográfica, pero grande por su gente y emblemáticos
lugares. La historia lo reconoce por ser el país donde se fraguaron la mayoría
de los movimientos independentistas, también se le conoce por ser el que
alberga a la Pompeya de América, Joya de Cerén, el único donde existe un Lago
artificial creado por mano humana, donde nació la primera mujer que tuvo las
faldas bien puestas para postularse a la silla presidencial en los años 30´s
cuando la mujer no tenía voz ni voto, Prudencia Ayala, el país que vio nacer a
la Rosa del Principito, y la viuda del escritor guatemalteco Enrique Gómez
Carrillo, Consuelo Suncín. Un país que alberga a grandes talentos en las artes
plásticas, la literatura, la música, la danza, y el teatro.
En el día mundial de la
palabra, no podemos dejar de lado que esta tiene poder, un poder muy grande que
puede construir o destruir, empoderar o mancillar, unir o separar, nuestras
palabras deben ser de construcción, de crear vínculos, de unión, y
empoderamiento. Nuestros actos en el gran teatro de la vida, deben construir
para dejar un mensaje. La palabra esculpe, y moldea, la palabra pinta, y su
pincel es la inspiración y su lienzo el corazón, la palabra edifica, por eso es
el mejor ingeniero, la palabra tiene ritmo por eso baila. Antes de la palabra
fue la música por eso es armónica. Los maestros, escritores, artistas y
periodistas tenemos una enorme responsabilidad entre hombros, hacer que
nuestras palabras caminen acorde a nuestros pensamientos y nuestras acciones
para hacer que el ejemplo sea el que arrastre. La palabra edifica pero el
ejemplo arrastra.
Muchas veces, las palabras no
sirven para calmar una manifestación enardecida, pero hubo hombres que no
movieron un dedo para derrocar un sistema opresor, simplemente la no violencia
fue su arma como en el caso de Mahatma Ghandi o Martin Luther King, las huelgas
como la de los brazos caídos que derrocó al general Maximiliano Hernández
Martínez en mayo de 1944 o la huelga del 20 de octubre que derrocó a Jorge
Ubico en Guatemala, los diálogos que pusieron fin a doce años de conflicto
armado firmando los acuerdos de paz entre el gobierno salvadoreño y la
guerrilla. Hay muchos caminos, pero al final, solo la palabra ayuda.”
En el día internacional de la
palabra, todos los embajadores hicieron una actividad diferente, más que todo,
algunos por falta de tiempo, hicieron una actividad pequeña donde sus miembros
más allegados hicieron sonar su voz.
La fundación Cesar Egido
Serrano nos hace la invitación a crear un vínculo de paz a través de la
palabra.
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