Recientemente se
llevó a cabo el Festival Libros al Viento organizado por Ediciones del
Pensativo en Casa Pensativa; de ello fue la charla del 12 de diciembre a cargo
de Yolanda Colom, en la que se le invitó
a hablar sobre la vigencia e importancia del libro Mujeres en la alborada, guerrilla y participación femenina en
Guatemala 1973 – 1978, 21 años después de su publicación.
Yolanda Colom en la actividad de Casa Pensativa. Fotografía cortesía de Dagma Pelicó. |
Yolanda inició la
actividad con una serie de anécdotas que le han ocurrido como escritora y comentarios
de como los lectores han asimilado el contenido de Mujeres en la alborada.
Uno de los
relatos fue impresionante para mí, cuenta de una mujer que busca a la escritora
para llevarla a su casa, porque la mamá de esta mujer tiene como último deseo
conocer a Yolanda. Como oyente podría preguntarse: ¿por qué antes de morir,
alguien quiere pasar el tiempo con una extraña que escribió un libro hace más
de veinte años?
La mujer tiene
un argumento válido, y con él ha convencido a la escritora: conocer a la mujer
que escribió magnífico libro la hizo comparar su vida y pensar, ella que estaba
muriendo y al final nunca vivió, solo supo vivir según las reglas que le impuso
una sociedad dominada por lo que se llama: “el patriarcado”.
Yolanda es la
antítesis de una “mujer de casa”, o de
los estereotipos que se podrían tener de una mujer sumisa; es un ser humano
libre y que inspira a otras mujeres por medio de sus letras. Al final Yolanda
aceptó a ir a ver a esa extraña al borde de la muerte.
Pero las letras
no deben detenerse ni aún ante una barrera idiomática, por eso: Mujeres en la alborada está siendo
traducida al inglés. Eso permitirá que el libro se conozca en otros países y no
solo en el medio hispanohablante.
La presentación
tomó otro rumbo y se convirtió en una conversación, muy amena a mi punto de
vista; pues Yolanda respondió a todas las preguntas o interacciones.
Una de ellas es:
¿Cómo
las mujeres han cambiado en el transcurso de los años?
Ella de la forma
más acertada contesta que no hay un cambio radical, ya que se sigue evidenciando
la violencia contra la mujer y las situaciones a las que se enfrenta día con
día.
Relata que en
una de sus visitas a uno de los albergues donde están alojadas niñas y adolescentes que han sufrido
violaciones; ella ha logrado observar y conversar con algunas de ellas para
indagar en cada una de sus historias.
De esta cuenta se
encuentra con situaciones recurrentes de violaciones que han vivido por parte
de sus familiares, y de como las madres no validaron dicha denuncia por parte
de sus hijas, sino que las culparon por provocar a los hombres. Pero al final
algunos vecinos o conocidos denunciaron y se llevan a las niñas embarazadas.
Otro de los
casos recurrentes es la prostitución forzada, las madres las encerraban desde
muy pequeñas para prostituirlas por platos de comida o una mínima cantidad de
dinero, esas niñas que nunca vieron el sol no lograron salir de los cuartos
hasta que las llegaron a salvar.
¿Cuántos años de sufrimiento?; como lo indicó
Yolanda, hay niñas que son muertos
vivientes, tienen la mirada perdida y no sé sabe si algún día lograran dejar su
pasado.
Otras jóvenes
optan por prostituirse, ya que ha sido la única forma en la que han visto como
su madre ha encontrado para mantener su subsistencia; la escritora narra que
una niña se prostituye a escondidas de su mamá y con el dinero que recauda va
al mercado a comprar comida para ella y para sus cuatro hermanitos. La mamá
estaba en contra de dicha actividad porque quería que su hija tuviera otra vida.
Sin embargo a la lógica de la niña, ¿cómo iba salir adelante si toda la vida ha
visto a su mamá prostituirse, y no recibe estudios, ni tiene alimento ni
seguridad y mucho menos educación?
A eso se refiere
ella cuando dice que no se ve un cambio radical en la vida de las mujeres; ya
que siguen sufriendo lo mismo; solo que
ahora conocemos esas historias porque existen otros medios para denunciar,
además de que la cultura de la denuncia ahora sí es recurrente.
La presencia
femenina es más notable en el los grupos campesinos, sociales o políticos, ella
indica que antes también se daba este fenómeno pero no era algo popular o nadie
se podía enterar, ahora no es que sea un hecho común en el que las mujeres se
integren sino que se sabe más de eso
gracias a la tecnología.
Pero las
conquistas de las mujeres no son notables porque los problemas siguen; En el
pasado las mujeres revindicaban distintas situaciones, primero: que querían aprender
castellano y ser alfabetizadas, segundo que se combata el alcoholismo de los
hombres, y tercero que se denunciara la violencia que sufrían por parte de los
hombres.
Pero este tipo
de situaciones es recurrente en la actualidad, ella indica que en las noticias
se sigue evidenciando los feminicidios y la violencia intrafamiliar; por lo
tanto las mujeres han creado cambios mínimos y han podido participar más
socialmente pero los problemas de fondo continúan.
Obviamente no se
niega el cambio cultural que se ha dado, y que las mujeres estudian y se pueden
desarrollar profesionalmente; pero ese cambio se ha dado por el sistema
económico en el que se vive.
Si las mujeres
no trabajan simplemente no pueden comer, o que los hombres antes eran los
proveedores de la familia porque el sueldo que tenían les permitían tener esas
ideas conservadoras; ahora las parejas deciden trabajar por igual para logar
tener un ingreso adecuado y poder costearse una vivienda digna y cumplir con
todas la necesidades básicas. Pero esto es la realidad de un porcentaje mínimo
de mujeres; porque algunas continúan en la oscuridad y en situaciones
paupérrimas, sin que el sistema les de opciones de salir adelante.
¿Un libro que está ambientado en los años 70, qué impacto tiene en pleno siglo XXI?
Yolanda es una mujer que por once años militó
en el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) además de ser una de las
pioneras en adentrase en la lucha en la montaña; una mujer que tuvo que romper
paradigmas porque elimina el ideal de mujer perfecta, dejó ser ama de casa ya
que cambio un hogar por la montaña y tuvo que dejar a su hijo para continuar
con los ideales.
Yolanda demuestra que una mujer no tiene necesariamente un rol establecido,
sino que puede y tiene derecho a ejercer más de una actividad sin sentir culpa.
Ella invita a todas las mujeres a ser fieles con sus ideales; pero también
retrata la cruda realidad que viven las mujeres en el interior del país que
continúan vigentes en la actualidad.
“Entre 1974 y 1977, una muchacha casadera podía obtenerse
en la zona Ixil o en Ixcán por Q. 60.00. En ese mismo periodo una vaca costaba
Q.90.00 en esa región”.
En ese pasaje se
relata como se da el intercambio de una mujer a cambio de dinero, situaciones
que persisten en el país lo único que ha cambiado es la cantidad del dinero,
pero la mujer sigue siendo un objeto con el cual se puede comercializar como un
animal, ya que carece de voz; para las mujeres casarse o formar una familia es
el único ideal que se les ha inculcado o que tiene validez ante el núcleo
familiar.
Pero gracias a
los movimientos revolucionarios muchas mujeres decidieron cambiar esa
estructura que estaba establecida, Yolanda en su testimonio indica que su
propia familia la rechazaba por ser una mujer militante, su madre le dijo:
“prefiero a mi hija puta o drogadicta antes que revolucionaria”; por eso las mujeres estaban renuentes al
cambio porque su familia la iba a rechazar o no iba a tener una aceptación
social.
Ella indica que
su hijo no asimilaba bien los cambios y las limitantes que él sufrí a causa de la lucha en la cual Yolanda estaba
participando. Ella como madre tuvo que dejar a su hijo ya que estaba luchando
por los más necesitados; pero los hijos de los revolucionarios no tenían un
razonamiento lógico ya que el razonamiento
emociona era el que dominaba; las emociones eran el punto focal para los hijos
de los revolucionario, simplemente ellos querían estar con sus padres y vivir
una vida común.
Mujeres en la
alborada es un título que hace referencia al cambio y que era el inicio de
varias mujeres que significaba una transformación tanto social como emocional;
un grupo de mujeres que solo buscaba un futuro mejor para los demás. La
alborada es un grupo de personas conformado por maestras, estudiantes, empleadas
domésticas y amas de casa, que tenían
como finalidad luchar contra el sistema que estaban aterrorizando a la
sociedad.
La solidaridad
es un aspecto importante del libro porque todos tenían un sentir, ya que veían
injusticias a diario, porque mataban a todos los que se oponían al sistema;
entonces todos deciden unir fuerzas para crear un cambio; es cierto que el
movimiento fracaso; pero gracias a esa lucha queda un precedente de lucha ante
la injusticias que se vivían a diario. Al final la alborada todos lo crearon,
desde los más pequeños al ser resguardados lejos de sus padres y las madres al
luchar no solo por sus hijos sino por todos los niños que se quedaban sin sus
padres a manos de la injusticia.
La indignación
fue la invitación para que todas participaran y sabían las consecuencias
sociales que iban sufrir, como el rechazo familiar o los reclamos que iban a
tener por parte de sus hijos. Mujeres en la alborada es una plataforma de
denuncia que sigue vigente en pleno siglo XXI y que muestra el sentir de todos
los integrantes; pero sobre todo muestra los ideales y los valores que una
sociedad debe tener.
La juventud debe
conocer este texto porque ayuda a contextualizar las situaciones que viven las mujeres e
invita a romper los paradigmas que se establecen en una sociedad; ya que
muestra las diferentes facetas que una mujer puede desempeñar en la sociedad.
Una colaboración especial de: Dagma Pelicó.
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