PUBLICACIÓN POR CLAUDIA FIGUEROA OBERLÍN / 20 DE MARZO 2020
En el día de la presentación de la
escritora Ana María Valdeavellano (pueden ver la nota anterior en el enlace) aproveché a entrevistar al joven Pablo
Bejarano. Una de las plumas más versátiles y maduras de la Antigua Guatemala,
con un estilo propio, clásico que no pierde la belleza y la musicalidad en cada
una de sus palabras. Y esto fue lo que platicamos:
Claudia: Bueno, Pablo, la primera pregunta ¿Quién es Pablo Bejarano? ¿Quién
es Pablo el hombre, el muchacho?
Pablo: Bueno, soy como cualquier muchacho. Estoy estudiando actualmente, y
como cualquier otro, la meta que tengo es alcanzar un nivel académico normal (en
la actualidad, alcanzar un nivel académico universitario, se ha vuelto algo
normal). Trabajo como cualquier otra persona común y corriente; todavía vivo
con mi familia nuclear, y lo que trato de hacer en sí, es balancear entre el
trabajo, el estudio y lo que me gusta realmente.
Claudia: La pregunta ahora sería ¿Quién es Pablo Bejarano el poeta, el
escritor por así decirlo?
Pablo lleva una vida normal como la de cualquier otro muchacho;
con la diferencia de que su interés por la literatura va más allá de lo
que cualquiera hace.
Fotografía cortesía de Pablo Bejarano.
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Pablo: Creo que es un poco difícil definirse uno mismo, no quiero hacer
comparaciones conmigo y otros nombres, que son eminentes, pero cuando le han
preguntado a los escritores (grandes escritores de verdad) sobre su obra,
muchas veces las características propias de ellos, no las han descubierto por
sí mismos, sino que las han descubierto
sus críticos; así creo que si llegara a tener críticos algún día, serían ellos quienes dirían quién soy como
intento de poeta, pero si tuviera que decirlo yo mismo, diría que soy alguien
que trata la manera de buscar un balance entre la modernidad (que es inevitable
para los escritores actuales) y tener las bases cimentadas en algo clásico,
hacer esa mezcla.
Más que todo, busco la estructura clásica de la poesía y un
lenguaje con temas modernos. En cuanto a los cuentos (como también navego en
ese género) es algo parecido, busco mucho juego en las estructuras de los
cuentos y, a la vez, temas que vayan un poco encaminados a la moral o a la
reflexión, pero siempre sin dejar a un lado la forma, el juego de voces, de los
hilos de tiempo y de espacio. Ese tipo de cosas básicamente. Soy muy dado a
buscar la complejidad estructural, tanto en la poesía como en la narrativa, y
trato la manera de buscar un lenguaje figurado que no sea excesivo, porque cae
en lo tedioso, pero tampoco simple, por eso, podríamos decir es un lenguaje que
todavía no alcanzo a definir, pero del que ya logro intuir de la dosis justa
que precisa.
Claudia: Así es, o sea, cuando uno busca definirse, porque yo he leído tu
poesía y no te catalogo full romántico, ni full modernista, ¿haces un balance
entre las diferentes estructuras o estilos de poesía?
Pablo: No, lo que creo es que olvidamos que el poema en sí no puede
prescindir del verso, por eso, muchas veces se piensa que las formas que uso
son estructuras obsoletas, o pertenecientes a un movimiento literario pasado,
pero, por ejemplo, los miles de sonetos que se escribieron en el Siglo de Oro
Español, y los que se hicieron en el romanticismo, en el vanguardismo, en el
modernismo, no se parecen en nada más que tienen catorce versos, pero en
realidad eso no significa nada.
La métrica en la poesía es solo estructura, es
el marco, por eso no creo tener influencia de modernistas o románticos, excepto
en los casos que lo hago con intención de escribir un poema a la manera de Rubén Darío o Jorge Luis Borges,
pero son ejercicios siempre fallidos. En sí no creo que en el resto veamos ese
tipo de influencias, porque nuestro idioma evoluciona por inercia en la forma
en que nosotros nos expresamos coloquialmente: como estamos hablando ahora
nosotros dos no se parece en nada a como hubiera hablado Lope de Vega con un
entrevistador en el Siglo de Oro, así también cambia la forma de escribir,
naturalmente, sin necesidad de buscar un cambio, por eso no creo que lo que
estemos escribiendo ahorita en la actualidad, aun siendo medido y rimado, se
parezca en nada a lo que escribió Garcilaso de la Vega en el barroco, Becker en
el romanticismo, Darío en el modernismo o incluso García Lorca que nunca pudo
saber si era romántico o barroco.
Claudia: ya más pa´llá que pa´ca.
Pablo: ni siquiera en escritores casi contemporáneos. Si leemos un soneto
de Miguel Ángel Asturias no tiene nada que ver con un soneto de Federico García
Lorca o con uno de Góngora, son totalmente diferentes aunque sean sonetos,
aunque los tres tengan las once sílabas en cada verso y tengan los catorce
versos.
Claudia:
o el alejandrino de Gavidia también.
Pablo: El alejandrino también lo usaron mucho, Asturias tiene poemas en
alejandrino, como El caso de hablar, Rubén Darío en la misma Sonatina, pero en
realidad no se parecen en nada. Miguel Ángel Asturias era contemporáneo de
Jorge Luis Borges y son tan distintos! y si eso pasa entre dos hombre de la
misma generación, cuánto más entre dos de generaciones diferentes. Por eso,
repito, no creo que estemos haciendo una réplica de lo que ya se hizo.
Claudia: En el momento en que te vas a poner a escribir, porque muchas veces
estás caminando, estás haciendo colas cuando las musas te agarran y te dictan
versos para poder escribir.
Pablo: Cuando es en verso, ahora tenemos comodidad, si se me ocurre algún
verso, lo escribo desde el teléfono, allí se puede guardar y si en ese momento
no puedo usar el teléfono, pues trato la manera de componerlo ya completamente
en la cabeza, con su medida, con su ritmo, y si tiene rima, con su rima y luego
de memorizarlo, repetirlo varias veces hasta que se grave, para poder
escribirlo ya sea en el teléfono o en papel cuando tenga la oportunidad.
Ahora
en los cuentos es diferente, en los cuentos me llega una idea, ya sea un
principio, un final o un desenlace, y no lo escribo hasta que me van llegando
las otras partes, es una especie de revelación la que va haciendo el cuento en
mi cabeza, y ya cuando tengo bosquejado por lo menos en mi mente el principio,
el desenlace y el final, lo empiezo a escribir. Ya tengo el cuento prefabricado
en la mente casi siempre que me siento a escribirlo.
Pablo Bejarano en la entrega de su mención al mérito; Fotos cortesía de Pablo Bejarano |
Claudia: si, porque uno no decide, este poema lo voy a hacer pareado, o va a
ser cuarteto, que sé yo, sino que surge en ese momento.
Pablo: Sí, surge y después se le da la forma. Yo siempre he dicho que la
poesía es como… bueno el poema, el primer escrito que hacemos, es como el trozo
de mármol que el escultor necesita para su obra, él agarra el trozo de mármol y
ese es el primer paso, pero después tiene que empezar a darle forma, trabajarlo
hasta llegar a esa maravilla, como en el renacimiento llegó Miguel Ángel Buonarotti
al David, así es un poco el poeta, se trata de escribir lo que le viene a la
mente, y ese primer escrito, que es el borrador, es apenas el trozo de mármol,
ya que lo tenemos, sobre eso debemos trabajar mentalmente para darle forma. Hay
que escribir fluido lo que me nazca de la mente, en un trabajo que es, digamos,
muy espiritual, escribir lo que se siente y lo que precisa transmitir, pero
después de eso, hay que desarmar, para hacer un trabajo muy mental, y así
darles a las personas un producto, por lo
menos, un poco respetable, porque hay muchos que se escudan en decir que
escriben con sentimiento y que todo lo demás es secundario, cuando no es así,
la poesía es una mezcla de muchas cosas, entre esas el sentimiento, claro, la
técnica y el esfuerzo. Dice Federico García Lorca en el prólogo de Romancero
gitano: “Si es verdad que soy poeta por la gracia de la naturaleza o de Dios,
también es verdad que lo soy por la gracia de la técnica y el esfuerzo.”
Es
decir, la mayoría de poetas, si no es que todos los grandes poetas consagrados
que conocemos, han trabajado esa dualidad de la inspiración y la técnica;
porque si se tratara solo de inspiración, cualquier cosa sería entonces un
poema, hasta las conversaciones que tenemos por redes sociales, porque están
llenas de sentimiento, pero tampoco puede ser solo técnica, porque sería, como
me han dicho, un esqueleto, nada más, una estructura sin alma que tampoco
tendría ningún valor literario.
Claudia: ¿Cómo nació tu amor por el arte por la escritura?
Pablo: Sucede que mi papá, Arístides Bejarano, también escribe, ha
escrito desde que tengo uso de razón, lo veíamos con mi hermano en un espacio
aparte concentrado escribiendo sus sonetos, todos sus poemas, sus cuentos, sus
artículos, y siempre hubo muchos libros en mi casa. Esa figura de ver a mi papá
escribiendo constantemente fue lo que
despertó en mi también la vocación por escribir.
Claudia: ¿Qué le recomiendas tú a la gente
que quiere dedicarse a escribir cuento, poesía? Pero no encuentran bases para
hacerlo, una de las cosas que a mí siempre me ha calado bastante es que un buen
escritor es un buen lector.
Pablo: Sí, yo creo que eso se dice ya comúnmente, que para ser buen
escritor hay que leer. Pero si se tiene vocación, uno lo hará aun sin leer. No
estoy diciendo que se tenga que hacer así, uno puede empezar a escribir sin
haber empezado a leer, pero claro, llega el momento en el que es necesario
hacerlo, para ver nuevos horizontes, y decir esto se puede hacer, esto no se
puede hacer. Pienso que si no se encuentran las bases, conforme el tiempo van a
llegar. Yo empecé escribiendo poesía, llevaba tal vez un par de cientos de
poemas, y no podía, era incapaz de hacer un cuento, porque no se me ocurría un
solo argumento para poder escribir algo, y de repente se me ocurrió uno y luego
el segundo, así ya me han venido muchos.
Creo que si no les llega, es porque no
es su momento, pero si realmente tienen l vocación de escribir llegará el
instante en que se les esclarezca el argumento de un cuento o el
tema de un poema; después vendrá la importancia de leer y leer mucho, más que
para saber qué escribir, para saber qué es lo que ya han escrito y ya no
podemos escribir, porque se ha escrito tanto, que hay que ver todo, tener una
vista panorámica de la literatura universal, para ver todos los temas que se
han abordado y tratar de abordar otros, por lo menos de abordarlo de una manera
diferente, es más creo que esa es más la función de leer para un escritor,
saber qué es lo que ya se ha hecho para no repetirlo, porque muchas veces
pueden decirle a alguien, un poeta que tiene influencias o… si, influencia de
otro poeta que tal vez ni siquiera ha leído, Octavio Paz cuenta, no recuerdo
qué poeta es, pero que a él le dijeron que su primer poemario tenía influencia
de x poeta y él dijo que nunca lo había oído, entonces, si él lo hubiera leído
o conocido ese poeta se hubiera ido por otro lado, esa es la importancia de
leer para no repetir.
Claudia: Ahorita vamos con tus grupos literarios, tú fundaste junto con otro
poeta el Atheneo, ¿Cómo surgió la idea?
Emblema del grupo literario Atheneo de Guatemala; fuente: Fanpage de Atheneo de Guatemala |
Pablo: Bueno, la idea la propuso Álvaro Morales, quien ya ha trabajado con
otros grupos literarios, y pensó adecuada mi persona para proponerme la
iniciativa de fundar un grupo literario que tratara de dar una propuesta diferente
a la que da la mayoría de grupos en la actualidad, que exponen protestas,
poemas que buscando una modernidad y una originalidad se han desviado
totalmente del concepto, no solo de poema en cuanto a lo estructural, sino de
poesía también, en cuanto al uso del lenguaje. Así nació la idea de hacer un
espacio para poetas que pensaran o sintieran diferente a la mayoría de los que
están. Conforme fueron pasando las reuniones, empezó a volverse una escuela de
filosofía, no solo clásica, sino de todos los tiempos, se habla de varios
filósofos.
El Atheneo Guatemala es también una escuela de poesía y de
literatura, porque allí tenemos, no podría decir cursos, pero sí espacios en
que se trata, por ejemplo, de alguno de los libros de la República de Platón,
más adelante, aunque sea para diferir de sus pensamientos, se habla de
Nietzche, o podemos hablar en alguna reunión lo mismo de la Ilíada de Homero,
que de Demasiada felicidad de Alice Munro (una artista contemporánea) y por
supuesto una escuela de retórica y métrica, donde los jóvenes llevan sus
poemas, los comentamos, les decimos esto está muy bueno, esto hay que
mejorarlo, tratar la manera de crecer, porque soy de la idea de que el poeta
crece solo en comunidad, ya lo dijo Cervantes en el Quijote, en uno de los
capítulos cuando platica con el hijo del Caballero del Verde Gabán, en el que
dice que quien quiere ser poeta, debe guiarse por el juicio ajeno, no por que
el propio, pues los padres nunca ven defectos en sus hijos, y que, en cuanto a
los hijos del alma se refiere, es peor.
Presentación del Grupo Atheneo de Guatemala; podemos apreciar a Pablo Bejarano en segundo lugar de derecha a izquierda. Foto cortesía de Pablo Bejarano. |
Claudia: Ustedes tienen gente dentro de El Atheneo, ¿verdad?
Pablo: Sí, somos principalmente jóvenes,
tenemos varias dinámicas, están las reuniones de los miércoles, donde se llevan
un poema reciente para que lo comentemos entre todos, como he dicho, para dar
valoración, observaciones siempre en un ambiente de respeto y sin egoísmo, por
ejemplo, voy a señalarle un error a mi compañero, con el afán que mejore, no
con la intención de destruirle su trabajo. Los martes tenemos reuniones de
formación, donde vemos filosofía,
literatura y también planificamos las actividades mensuales. Tenemos
reunión el último domingo de cada mes, para que puedan asistir jóvenes que no
pueden entre semana, y tenemos grupo de Whatsapp donde tratamos de estimular al
poeta que escriba sobre cosas que nos inspiran, basados en imágenes. Ahí
tenemos miembros de diferentes departamentos y países.
Claudia: Bueno, Pablo, agradezco tus
palabras y tu tiempo, ha sido un placer platicar contigo.
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