PUBLICACIÓN POR CLAUDIA FIGUEROA OBERLÍN / 16 DE ABRIL 2020
Fuente: Pexels.
Hoy vi al virus de la corona
Hoy
vi a la peste… es más, no fue a la peste en sí, hoy vi al virus de la corona,
lo vi fijamente a los ojos. En un principio me pareció ver unos ojos rojos
llenos de ira, pero me equivoqué, este traía una misión. Vi en su mirada el
mandato que debía cumplir.
Vi
en sus ojos cuan frágiles somos los seres humanos. Vi también la necesidad que
nos está señalando este virus, es un bicho muy parecido a la peste de
Hipócrates y a la de Paracelso, cuando se les apareció en una visión
anunciándoles cuanta gente debía llevarse consigo.
Yo,
a esta peste le he preguntado «¿cuántos? ¿Cuántos hombres deben llevarse en
este año? ¿Por qué debemos encerrarnos todos para poder subsistir?» Y ella
misma me contestó, solo a unos miles, pero tú no te preocupes, tú y los otros
que no contagie y me lleve tienen mucho que hacer, y a los que ataque y
sobrevivan tienen otra misión que cumplir.
La
misión de ahora es cumplir la voluntad de Lo Divino, o del Cosmos, el mismo
universo me ha mandado, ese que lo forman todos los seres humanos. Cada mente
es un mundo, una galaxia, y un planeta completamente diferente. Hay mundos que
tienen muchos conflictos adentro, hay otros, que han alcanzado la paz; otros,
tienen miedo y dolor; otros, solo indiferencia. He venido a cambiar ese mundo.
He venido a mostrarles el río cuan turbulento puede ser. He venido a demostrar
que la vida es sólo un instante y que lo tienen que vivir como si fueran a
morir mañana.
¿Cuántas
veces nos hemos preguntado esto? ¿Cuántas veces tenemos que esperar la misma
muerte a traernos para poder entender? La verdad no lo sé. Lo único que sé es
que hay un camino a seguir y es el camino de hacer que nuestra mente y nuestro
corazón sean cada vez mejor, portadores de luz y que nosotros podamos
convertirnos en luz, en guías, y que mejor que contando esta historia.
Hoy
vi al virus de la corona. Y me pidió que diera este mensaje: él pronto se va a
retirar, porque su misión en esta tierra ya terminó, su misión es llevarse
consigo a una cierta cantidad de almas o de hombres como este diría, pero otras
que se van consigo, no serán por la enfermedad, será por el miedo que produce
la enfermedad, la necesidad de aferrarse a algo. No nos aferremos a nada
material, el mismo corona me está diciendo que debemos soltar las riendas de
esta vida y entregárselas al Cosmos, a lo Divino o a lo que tú quieras llamar,
pero que sea mucho más grande que tú, que tu entendimiento.
Hoy
vi al virus de la corona y pronto se alejará, pronto se retirará. ¿Qué más
podemos aprender de este virus? Nos obligó a encerrarnos en nuestras casas, no
por temor a contagiarnos, sino, para evitarlo, nos obligó a unirnos en familia,
nos obligó a ver las cosas de otra manera, nos obligó a darnos cuenta que el
dinero no se come, nos obligó a darnos cuenta que la vida es hoy y solamente
tenemos este instante para disfrutarla.
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