Snowpiercer: una perspectiva diferente - Cine


RESEÑA POR HENRY VARGAS ESTRADA / 28 DE MAYO 2020 


Uno de mis directores favoritos, actualmente trabajando, es el surcoreano Bong Joon-Ho, quien tuvo su momento de fama en meses recientes gracias a su victoria en los oscares por su película Parásitos. Una de las firmas de este cineasta, es la mezcla de temática política con elementos de película para el público masivo. Sus filmes suelen ser muy bien dirigidos, con elementos de ciencia ficción o terror, aunado a la enorme carga política. Normalmente en sus películas podemos ver cómo estos elementos se mezclan perfectamente y hasta podríamos decir que se "esconden" detrás de la maravillosa capacidad narrativa y técnica que presenta. Es curioso que su película más evidente y menos imaginativa, fuera la que se terminara llevando las palmas. Cosas de Hollywood.

En este artículo voy a defender una tesis muy personal y que, quizás no tenga el respaldo de mucha gente. Para ello, me voy a basar en la teoría de la muerte del autor de Roland Barthes. A grandes rasgos, esta teoría literaria declara que el autor al publicar su obra deja de ser su dueño y la misma le pertenece al mundo. Esto significa que cualquier simbolismo que cada persona quiera darle a una obra es válido y no puede ser negado por el autor. Así que si Bong Joon-Ho viene a quitarme mi derecho ya sabemos qué decirle.

Antes de comenzar mi análisis, de por sí, quiero dar a entender que esta es mi opinión y que cada quien tiene derecho a expresarla. Sí tu opinión es otra, bien por ti. Todos podemos coexistir. Este es mi análisis de Snowpiercer.

Escena con los personajes de Snowpiercer
Escena de Snowpiercer (The Wenstein Company)

Está clara la idea Bong Joon-Ho con Snowpiercer. Y esta, es una compartida con casi todas sus películas. Como buen socialista, el cineasta coreano defiende la creencia de que el sistema capitalista es injusto y que los ricos deberían entregar lo que tienen a los pobres. Esta es una idea clásica de Hollywood, hablando de socialismo cuando son la industria más capitalista del mundo. Pero eso en otro momento.

Está claro muchas veces el mensaje con este director. Parásitos, por ejemplo, termina literalmente con Bong Joon-Ho dándote con el mensaje en la cabeza. Sin embargo, creo que Snowpiercer, la primera película en inglés del director y una de sus mejores, falla en estas pretensiones y podría tener un mensaje distinto.

Ahora bien, no quiero menospreciar a esta película. De hecho, considero que es una obra brillante, excelentemente escrita, filmada y con secuencias geniales. Desde ya se las recomiendo. Así de buena es. Su "falla", quizás, si la podríamos llamar así, es por otros motivos.

La premisa principal de la película es que la humanidad, luego de un desastre que congela toda la tierra, ha quedado atrapada en un tren que va recorriendo el mundo sin parar. Por dentro, el tren está organizado en clases, siendo los protagonistas los que viven en el vagón más bajo. La película habla de cómo los del vagón trasero luchan por llegar hasta la máquina y confrontar al conductor del tren, quien los tiene esclavizados.

Quedémonos un poco en esa palabra: esclavitud. De allí parte nuestra premisa. Los habitantes del vagón trasero son esclavos. Todos los días sin excepción, los guardias del conductor del tren bajan para dejarles barras proteínicas, las cuales les sirven de alimento. A cambio, les hacen cosas horribles que van desde mutilarlos hasta llevarse a sus hijos.

Bong Joon-Ho nos muestra, con imágenes cubiertas con una paleta de colores fría y oscurecida, el sufrimiento de estas personas. Nos hace empatizar con ellos, nos hace odiar al conductor. Nos hace (aparentemente) odiar al sistema, a ese capitalismo que los asfixia.

¿Pero es en realidad capitalismo? ¿Acaso los miembros del tren trabajan por un salario? ¿Acaso tienen voz y voto? ¿O acaso pueden renunciar y poner un negocio? En ningún momento parece que tengan elección.

Sin defender al capitalismo, puedo decir que muchas veces en nuestra injusta sociedad hay algo de elección. Poca sí, pero la hay. En el tren del conductor no parece que exista nada. Además, el hecho de que la comida sea racionada se parece mucho al sistema aparentemente equitativo que se practicaba en la vieja Unión Soviética. Ya saben, ese donde el Estado (el tren, en este caso) te da lo necesario para vivir.

Pero continuemos con el análisis. Mientras la película avanza, vemos como los protagonistas logran salir del vagón trasero y van recorriendo los vagones delanteros. Allí miran cómo la clase dominante controla el agua, cultiva comida y educa a la población infantil con propaganda para que el sistema continúe. Esto es un elemento que se mira mucho en los países dictatoriales, tanto de izquierda cómo de derecha. Asimismo podemos ver cómo se fomenta el culto a la personalidad del conductor, algo también muy común en las dictaduras. Y es en esta parte también, donde podemos ver la forma secreta y violenta en la que se suprime a la rebelión, algo también muy usual en los gobiernos totalitarios.

Finalmente, llegamos a final del camino. En la locomotora, Curtis (el protagonista) se encuentra con el conductor. Este último le habla de cómo mantiene el orden en la locomotora y de cómo su sistema mantiene a la humanidad viva. Curiosamente prioriza el colectivo, comparando al tren con toda la humanidad. Esto también es algo común en el comunismo, con los líderes que justifican matar a inocentes para favorecer al colectivo. De la misma manera, se puede ver cómo el conductor extrema su propia soledad como un sacrificio que tiene qué hacer para salvar a la humanidad.

Dictadores como Mao o Stalin usaban estas premisas para justificar la desaparición de millones de personas. Ahora bien, tipos de la derecha cómo Pinochet o Franco tampoco se salvan de la quema, pues también mataron personas para aparentemente mantener la "paz".  Sin duda, estos diálogos del conductor comparados con la realidad, son de los más aterradores y poderosos de la película.

Terminando, quiero enfatizar el momento clave. Al final del filme, la locomotora es detenida. Los protagonistas llegan a la conclusión de que es mejor acabar con todo lo que viven a tratar de mejorarlo. La última escena (visualmente impresionante) muestra a dos personajes viendo el paisaje polar y encontrándose con una sorpresa.

No puedo dejar de recomendar esta película u otros trabajos de este director. Y es que, si bien sus mensajes pueden ser forzados o apropiados según quien los esté viendo, considero que sus filmes tienen demasiadas bellezas técnicas o narrativas como para solo ignorarlos. Creo que no se necesita estar de acuerdo con las opiniones de alguien para disfrutar de su arte.

El propósito de este análisis no es desnudar a una película o dejar en mal a su director. Al contrario, con esto solo quiero que reflexionemos sobre respetar las opiniones de los demás y que disfrutemos del arte, sin importar por quien vote la persona que lo hace. En este tiempo de pandemia, es algo bueno para reflexionar mientras salimos de este sufrimiento. Considero que es algo bueno para el mundo.

Nos seguimos leyendo.

HENRY VARGAS ESTRADA

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