Música y poesía: De no ser a ser - Filosofía

«Tampoco los poetas hacen lo que hacen en virtud de alguna sabiduría,
sino más bien a causa de una cierta disposición natural y en estado de inspiración,
tal como los adivinos y los vates.»
Platón

PUBLICACIÓN POR CLAUDIA FIGUEROA OBERLÍN / 21 DE JUNIO 2020 

Tanto se ha hablado de la música. Como ha ido evolucionando, desde la imitación de los sonidos de la naturaleza, desarrollando instrumentos para hacerlos más efectivas y va creándose así un lenguaje totalmente armónico que se expresa con ella.

La música es un lenguaje creado por el universo. Su tino, compás, sonidos, silencios, ritmos y melodías, puede convertirse en matemáticas, en número, un lenguaje que solo la esencia misma puede comprender.

Platón y la Música en la Construcción de la Democracia.

Históricamente, se ha usado la música como referente a la poesía. La delgada línea entre la expresión oral de un sentimiento con la expresión musical. Podemos decir que la música y la poesía siempre han ido de la mano. Una forma de aclamar, sentir, comprender, el mundo, pero a la vez, desgarrar sus velos y penetrar en el alma del que escucha y aprecia para realizar un cambio de vida y pensamientos. Busca un sentido estético, bello y armónico a la expresión oral.

Grandes pensadores como el filósofo Pitágoras - que, lo poco que nos ha quedado de él es su teorema del triángulo – usando un instrumento mono – cordo – fónico, es decir, un instrumento de una sola cuerda, realizó estudios sobre el sonido y la música, indicando que el mismo planeta tierra vibra a una nota musical específica. Pero fue Platón, con las enseñanzas de Pitágoras quien ideó la escala numérica en su libro El Timeo, esta explicación es la que se utiliza en la escala musical hasta la fecha.

Pero, por otro lado, está la poesía. Desde los clásicos canónicos griegos, con la lírica módica o los cantos corales que compusieron, pasando por todas las etapas y vanguardias sin perder la sonoridad en las palabras. 

Las dos vertientes tienen armonía, ritmo, contraste, compás y silencios. Solo que en la poesía, la música se percibe en cada palabra y la música se escucha, porque todo en el universo vibra.

La música, dice su definición etimológica es el arte de las musas. Pero también lo es la poesía, que, Artistóteles decía, en su obra “la poética” es el arte de crear, tomando sus ideas de su maestro Platón, quien mencionaba que "la poiesis es la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no – ser a ser".

En la antigüedad, podíamos hablar de que toda creación era poesía y se la distinguía como lírica, que era el canto que se tocaba con la lira, la dramática que lo vemos en el teatro tanto en la tragedia, el drama y la comedia y la épica, que era la narración de las aventuras de los héroes que más se conocen, como la guerra de Troya del poeta Homero.

En su libro “La República” Platón detalla la forma de educar a los guardianes del estado: a través de la gimnasia y la música. Pero, según su libro y las enseñanzas de Sócrates, no debería ser cualquier música. Tomando como base la música, la poesía y los cantos eran tomados en esta rama. Para los guerreros, los poetas no debían hablar banalidades, ni injuriar a los dioses, tampoco debían escribir versos lastimeros que les bajen la moral para defender a la República.  

Bien dicen que las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo. La música es una idea que ha venido a desgarrar los velos de las emociones impulsivas y negativas, va evolucionando con el tiempo, no se estanca, mejora, trasciende. La poesía nos recuerda que somos parte de la raza humana, y como diría Luis Cardoza y Aragón, es la única prueba de la existencia del hombre.

La poesía y la música son el impulso natural que todos tenemos, ya que nos llevan a expresarnos, nos hacen volar, así como imbuirnos en el sagrado misterio de la vida.

Nadie está exento de tener poesía en su vida, ni de sentir la música que mana de ella, porque la poesía, antes de convertirse en ideas y palabras, es acción constante, es entrega, es nobleza. La poesía es el ritmo de la vida, la armonía conjugada en el quehacer humano, la melodía inaudible que suena y se esparce, pero sobre todo, como dijo el escritor francés Voltaire: “la poesía es la música del alma, y sobre todo, de las almas grandes y sensibles.”

Que no falte la música en nuestras vidas que nos inspira, nos anima, nos mueve. Pero tampoco nos falte la poesía, la belleza, el amor, el erotismo, la pasión, la sensatez y pureza en su máxima expresión que es un reflejo de nuestro paso por este mundo.



Claudia Figueroa Oberlín

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