El día que las “Inteligencias Artificiales” mataron al Arte

Si bien podríamos decir que la civilización se alcanza cuando el conjunto de las ideas humanas se mezclan entre sí, de manera que lo complejo se facilita y las próximas generaciones adquieren no solo nuevo conocimiento sino que un mundo quizá un tanto más resuelto. Es verdadero también que el ser humano tiende en un oxímoron constante a crear para destruir.

POR LUIS RICARDO LÓPEZ ALVAREZ

Grandes ciudades y años de esfuerzos colectivos pueden ser erradicados en segundos por la detonación de una bomba de hidrógeno, y ni hablar de lo desastroso que puede ser para un organismo débil una superbacteria producto de años y años de abuso de antibióticos. Las economías mundiales en la actualidad se encuentran tanto aterradas y seducidas por la posibilidad de una moneda no regulada e igual de ficticia que el dinero fiat que utilizamos en la actualidad, nada se salvaría con la aprobación de dinero electrónico que puede llevar de millones a cero en segundos.

El arte no solo es un marcador de progreso, sino también un indicador de estabilidad económica y de una desarrollada división del trabajo; solo cuando los seres humanos son capaces de satisfacer sus necesidades básicas, pueden empezar a satisfacer otras más sublimes y tan necesarias como las que cubre el arte.

 Partamos de la idea de que la música electrónica no mató a la música, y mucho menos la incorporación de instrumentos digitales hicieron que al día de hoy ya no existan compositores originales; que los hay, y muy probablemente haya lectores que me manden a buscarlos luego de su encuentro con esta columna.

Pero es cierto también que muchos compositores que son “tendencia”, no se vuelven famosos porque la mayoría (aunque dispongamos de más fuentes de entretenimiento en la actualidad) sepamos apreciar su talento y nos hayamos vueltos más exigentes. Estos autores de “tendencia” se han aprovechado de las facilidades que ofrece el uso de Keywords y las técnicas de SEO para componer repetitivas y pegadizas canciones, para muestra Neverita de Bad Bunny; que en lo narrativo no aporta nada más que saber que una mujer se decidió a poner en pausa sus sentimientos y en el próximo verano está dispuesta a dar desenfreno a sus pasiones.  Ha dado en el clavo de lo “light” por carentes de substancia que nos hemos vuelto como sociedad.

Los compositores de canciones, si es que aún los hay; o mejor dicho si es que aún se les puede agrupar dentro de esa categoría a la variedad de rimadores técnicos que han dejado de lado la creatividad, no piense usted por el amor al dinero (bueno fuera que eso buscaran) sino por la comodidad de encontrar la fórmula definitiva que capture la atención del espectador y requiera el más mínimo esfuerzo.

¿Y eso que tiene que ver con las Inteligencias Artificiales?, se preguntará usted. Pues bien la automatización de los procesos desde el siglo XIX ha venido a facilitar las labores diarias del ser humano, y hemos llegado al punto en el que estamos buscando legar el trabajo de la creatividad y el ingenio a una serie (sin desmerecer lo complejo de su diseño) de comandos programados que escribirán las futuras series de televisión, novelas que consumamos y quizá los poemas que declamemos o se publiquen (a no ser que aún tengamos la suerte de tener los concursos arreglados para ser ganados por los compadres escritores como lo es en la actualidad).

Y esto no solo se limita al medio escrito, en las artes visuales han despertado interés la generación de imágenes que toman de base alguna frase o serie de instrucciones que dan como resultado una creación visual original. Siendo virtuosamente ingenuos ¿qué más podría desear una persona que ver en cuestión de segundo una idea presente a los ojos?


Picture of an Ai Monster (Inteligencias Artificiales) eating art, digital painting by Dr Miasma Stephanie Jerez

 Picture of an Ai Monster (Inteligencias Artificiales) eating art, digital painting by Dr Miasma Stephanie Jerez

Sin embargo este tipo de creaciones no solo carece de sentido estético, se basa en una serie de constantes que observa entre los miles o millones de trabajos originales de artistas visuales que canibaliza. Es decir este tipo de “inteligencias artificiales” que nos regalan o venden como la solución para la creación de arte conceptual no hace sino robar el estilo, las disposiciones y el trabajo de años de esfuerzo que artistas han puesto en sus trabajos originales.

¿Es esto moralmente correcto? Eso deberemos resolverlo como sociedad, tomando en cuenta el irrespeto a los derechos de propiedad y sobre todo aquello no monetario que pone el artista en su trabajo, ese deseo por crear algo diferente, novedoso que cautive a otros y despierte lo mejor de otros seres humanos.

¿Llegaremos al punto en el que esa búsqueda por facilitarnos todo, nos haga simplemente dejar de desear vivir porque todo estará automatizado? ¿Cuál será el futuro para el arte guatemalteco frente a este panorama?

Agradezco la autorización de Dr Miasma Stephanie Jerez para poder utilizar su arte, que en crítica inspiró esta columna.



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