Claudia Figueroa Oberlin "La tierra del quetzal" - /K/RTONES

EXCLUSIVA PARA REVISTA LA FÁBRI/K/ / 31 DE MAYO 2020  

Quetzal ave nacional de Guatemala

La tierra del quetzal
-prosa poética-

La eterna primavera se yergue sobre sus tierras, escarpados montes, furiosos volcanes, y cálida gente multicolor. La historia de los dioses gemelos deja de ser un mito para convertirse en realidad. Ya que los abuelos dicen que Hunabpú e Ixbalamqué habitan dentro de cada uno de nosotros, realizan el juego de pelota y van al inframundo a derrotar a los señores de Xibalbá.

¿Cómo olvidar las historias del premio Nobel de Literatura? Miguel Ángel Asturias, quien en sus relatos mezcla la fantasía y magia antigua, con la realidad de nuestros pueblos. Cuando allá en el monte de la María Tecún iban los hombres en búsqueda de las tecunas, cuando los hombres de maíz se reúnen en el fuego sagrado esperando encontrarse con el espíritu de Gaspar Ilom, el cacique a quien le dieron muerte por oponerse a los maiceros que quemaban las tierras de Ilom. O la historia afrenta en El Señor Presidente prohibida durante el gobierno de Estrada Cabrera.

¿Por qué no viajar al Cerro El Baúl, donde el indiano guerrero y cacique Tecún Umán peleó por su pueblo, durante la batalla de la conquista de la tierra del quetzal? Viajar en el tiempo y encontrarme con esta ave de majestuoso vuelo que, al verla, parece como si fuera el mismo Kukulkán surcando el cielo, allá hacia aquellos valles del Occidente, donde una vez viajó a toda velocidad el Tren de Los Altos.

Adentrarnos en los bosques mágicos, donde los pueblos aún guardan en la memoria las enseñanzas de los abuelos. Que nuestros antepasados fueron creados en sus carnes y sangre de maíz. Cuentan también, que en la tierra del quetzal, floreció una de las culturas más nutridas, tanto como la Tolteca, Olmeca, y la Inca en el Sur. Los Mayas.

Caminar por los ojos de agua marcados por Semuc Champey, o los Zenotes de la tierra de los más ancianos, Huehuetenango; perdernos en la selva del Petén y encontrarnos con la encantada ciudad de Tikal, conocemos los aspectos del calendario del Tzol kin, y la rueda del tiempo. Bajar por las riveras de Río Dulce, cruzar el fuerte de San Felipe y navegar las aguas del Lago de Izabal, allí donde la Sierra Madre vigila a cada uno de sus hijos.

Bajo por los polvorientos caminos, en procesión llevando a cuestas mis pesadas cargas, a entregárselas a los pies del Cristo Negro de Esquipulas, y visitar el mercado con sus ventas al ristre, buscando al comprador que se lleve dicha mercancía. Sigo caminando por la senda florida, y llego al paraje donde en el año de 1776 se erige la nueva capital, Guatemala de la Asunción, la iglesia de Santiago Apóstol me saluda, con sus columnas de estilo jónico, dórico y corintio que sostienen en sus capiteles el peso de la estructura que ha llevado consigo la iglesia. Sus campanadas invitan a todas las iglesias que están cerca, a la oración constante. «Como me lo contaron, te lo cuento», decía el escritor Héctor Gaitán en su serie de relatos de misterio y leyendas urbanas, La calle donde tú vives. En el Centro Histórico de la ciudad, recorrimos calles y callejones, donde encontramos diversos lugares: el Conservatorio Nacional o la Biblioteca Nacional “Luis Cardoza y Aragón”, donde se encuentra guardado el acta de independencia de Centroamérica.

Seguimos nuestro recorrido, y llegamos a lo que, en su tiempo de esplendor, fuera la tercera capital de Guatemala, que hoy conocemos como la Antigua Guatemala, su aire colonial remonta al visitante a las antiguas calzadas del siglo XVI, nadie imaginaría que hace unos años atrás, la ciudad anterior a esta fuera arrasada por la fuerza de un deslave provocado por las lluvias en la ladera del volcán Hunabpú. Allí donde cuenta la leyenda que, después de días de intensa lluvia, los montañistas aseguran ver la figura de un sacerdote sentado en la roca del obispo, acompañado por otras dos imágenes oteando el horizonte, soñando con que esta tierra vuelva a ser unida.

¡Así es como me gustaría traerlos a esta tierra! La tierra de la eterna primavera, cordillera helada, bosques vírgenes, tierra fértil y un corazón que late, vibra y palpita dentro de cada uno de nosotros. Quiero traerlos a vivir la aventura de venir a Guatemala, cuna del mundo maya.


Tarjeta Revista La Fabrik

Comentarios

  1. Amiga Claudia, es verdaderamente digno de admiración, pero mas que nada la pauta para todos los que como nosotros nos dedicamos a escribir, en mi caso, permiteme decirte que te admiro y comentarte a la vez, que ese sera mi reto en lo que queda de mi existencia, sacar a relucir todo lo que se refiere a las raíces de mi terruño, como Cronista que en poco tiempo seré nombrado por la alcaldía. solo tengo presente que lo avanzado de mi caminar pueda permitirme hacerlo, un abrazo de tu amigo el trovador.

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