El antropólogo decepcionado cuento de Walter Velásquez - El fonema

EXCLUSIVA PARA REVISTA LA FÁBRI/K/ / 11 DE AGOSTO 2020 

Esta corresponde a la primera parte de la publicación de cuentos del escritor peruano Walter Velásquez, que con gusto compartimos para los lectores guatemaltecos.

Man vaping


El antropólogo decepcionado

Jorge es un pata de 22 años que cada fin de semana se va celebrar la noche a un antro ubicado en el 945 del Jirón Carabaya, Cercado de Lima. Allí va para socializar, bailar, gilear, agarrar y dormir. 

Tiene amigos, pero son sanos, son de esos a los que les gusta una buena partida del famoso juego Dota 2 aunque también disfrutan un buena mesa de Póquer. Pero, a Jorge no le vacilan esas cosas, ya que se considera un hombre maduro y ya no un chibolo, a pesar de que su edad diga lo contrario.

Antropólogo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Jorge ve ese antro como la perfecta oportunidad de darse un chapuzón de cerveza helada, para alejarse de sus temas académicos y encontrar un momento de paz. Otra cosa que le encanta es no poner absolutamente nada para la entrada a dicho o
local, o incluso para tomar una cerveza, porque cree que se lo puede conseguir siendo sociable o entretenido.

¿Su peor debilidad?, el baile. No le gusta el reggaetón, pero conoce un poco de salsa porque en su familia todos son salseros. Por más intentos que haga, sus pasos siempre son horribles y poco originales, lo que causa que las chicas pierdan interés total en él, pero. Esto a él poco le importa porque al final solo lo hace por ser extrovertido. 

Eso sí: muere por sus rolas. Cuando se trata de Joy Division, Soda Stereo, Blur,
Molotov, Loquillo y los Trogloditas, entre otras bandas, el brother se tira al piso para vivir el momento de sus vida mientras que otros sujetos lo miran de manera extraña y asqueada.

Al terminar una de sus clases, un sábado por la tarde se dirigía a su casa para revisar en las redes sociales qué eventos ocurrían en la famosa movida de Lima.
Tras varias horas de búsqueda se encontraba con un antro ubicado en el mismo Carabaya, como a cuatro cuadras, en el 815. Las dudas se aferraban a él, pero al final después de meditarlo, mandó a la mierda todo y fue a dicho lugar.
 
Al llegar, vio de que se trataba de una fiesta con temática de New Wave e Indie Rock, algo similar al lugar que solía frecuentar. Jorge comenzó a sentirse cómodo y a hacer sus famosos pasos de baile, todo de una manera alegre y divertida. Hasta que llegó una chica de cabello negro con una mirada de curiosidad.

Al verla, el corazón de Jorge comenzó a bombear, sus venas se pusieron heladas y la baba se le caía de la boca. En ese instante Jorge sentía que era su noche para destacar. Al acercarse a ella, iniciaron una pequeña conversación y descubrió que también la joven estudiaba la misma carrera en la misma Universidad. 

La emoción de Jorge era exageradamente notable, hasta el punto que puso cara de idiota. La joven no entendía el porqué de su reacción y decidió sacarlo a bailar para quizás tratar de romper el momento bizarro y extraño, ocasionando que Jorge se ponga más feliz. Después de unos arduos bailes y abrazos, la joven le propuso ir a un lugar distinto, y Jorge sin pensarlo dos veces dijo que sí.

Resultó que terminaron yendo al mismo lugar que Jorge frecuentaba, ubicado en el 945 de Carabaya. Ahí comenzó a darse cuenta de que quizás no era el único que frecuentaba dicho lugar y que finalmente pudo encontrar a alguien que completara ese vacío de ir solo. Al entrar, se toparon con gente vomitando, bailando, insultando, peleando y durmiendo. Ambos comenzaron a bailar la canción María Magdalena de la cantante alemana Sandra.

La chica notó de que Jorge estaba algo perdido por ella, causándole una especie de curiosidad. Después ella le pidió a Jorge comprar unas cervezas heladas, a lo que él aceptó inmediatamente. En dirección al sitio de compras se topó con una cola inmensa, causándole una enorme ansiedad por la prisa que tenía por regresar al lugar donde encontraba la chica. Después de unos 10 minutos, Jorge obtuvo las famosas cervezas. Al regresar al lugar se topó con algo chocante: la joven estaba besándose con otro tipo de manera apasionada y excitante.

La rabia y decepción de Jorge corrían por su mente, con los deseos de querer darle una paliza al tipo y de romper las cervezas en el piso. La joven al verlo le dice que si ya tiene las cervezas listas, dejando a Jorge completamente anonadado.

Jorge buscaba alguna explicación y ella le dijo que no existía tal explicación y que solo fue utilizado para cumplirle un favor: traerle algo para beber y luego compartir esa bebida con alguien que no fuera él. 

La rabia de Jorge no esperó más para desbordarse e inmediatamente rompió las dos botellas. La joven fríamente le respondió que su amigo, el de los besos, le conseguiría otra, agradeciéndole a Jorge por hacerle guardar dinero.
 
Jorge perdió los papeles y salió del lugar pateando la puerta, ocasionando que los vigilantes le propinasen una merecida paliza. Después caminó por la calle llorando y lamentándose de su decisión, mientras que unos señores lo observaban burlonamente. Jorge comenzó a meditar y decir: “es hora de buscar otras opciones de distracción”. 

Eran las 2 de la madrugada, Jorge fue a su casa y llamó sus amigos para contarles lo ocurrido. Entre recomendaciones y lamentaciones, le propusieron un duelo de Dota 2 e inmediatamente Jorge se lo instaló para jugar. Al parecer, terminó convirtiéndose en lo que más odiaba:
un chibolo dotero.

Segunda parte:

Nuevamente el antropólogo decepcionado vuelve a ser protagonista, solo que está ocasión es especialmente cómica. Después de estar decepcionado, golpeado, desilusionado y bajoneado por aquella chiquilla de la misma carrera y de su misma universidad; Jorge decide volver a las andadas de las noches
bohemias del Centro de Lima.

Sus viajes a las distintas partes del país para estudiar las culturas de las diferentes tribus y sus largas madrugadas de Dota 2 con su compas le duraron poco, pues el muy necio decide regresar como un matador a buscar el salvaje atractivo de la calle. Esta vez no iba al jirón Carabaya 945, sino más bien bajaba una cuadra más para caer en el 830. 

Dos pisos, tres ambientes (uno de salsa/reggaeton, uno de indie y otro de pop). Jorge en su cabeza decía: "La última vez me dejaron como un completo huevón, encima misio y borracho. No más chicas de mi carrera y ni más confianza rápida. Hoy seré un tremendo desgraciado, carajo". 

Al subir a la zona de salsa/reggaeton, Jorge se sentía incomodo y desconocido. Pues lo suyo era la zona wave y Bizzarre Love Triangle a las 3: am. En esa zona solo pasaban a Salserín, Victor Manuel, Camaguey, Rosalia, J Balvin y demás artistas de tales géneros. Las chicas lo miraban raro y con gestos de burla. Fue a la zona de pop, sus oídos casi se rompen al escuchar "Señorita" de Camilla Cabello feat Shawn Mendes. 

"Putamadre, yo siempre buscando algo nuevo, pero nunca logró acoplarme, ¡maldita sea!", sostenía desesperadamente Jorge.

Finalmente, regreso fue la zona que más se le pegaba: la zona indie y ahí saco su lado demoníaco bailable. Tiradas al piso, bañadas de cerveza Pilsen, invitadas de gaseosa con ron e intentos de gileos.

Jorge estaba feliz, hasta que volvió a ver a su peor pecado: la famosa antropóloga. A Jorge se le pararon los pelos, su corazón comenzó a palpitar y su mirada estúpida se hizo presencia en su rostro. 

"No puedo creerlo carajo. Qué conchuda esta flaca para venir aquí. Mierda, ¡comportarte Jorge! Haz que nunca las visto y sigue haciendo lo tuyo que los vas haciendo pajita", pensaba emocionado Jorge. 

Hasta que su famosa amiga puso su mirada en sus ojos fríos, se acercó y le dijo: 

“¿Te acuerdas de mi verdad?”. "No, ni mierda. No recuerdo haberte visto antes", dice enfadado Jorge. 

La joven entre risas le dice: “jajajajajajaa

¿estás dolido por lo de la última vez, ¿verdad?”. "No, para nada. Entiendo que eres una orgullosa de mierda, pero no puedo hacer nada al respecto. Es tu forma de ser, tu forma de actuar y la forma en como conquistas tus premios". 

“¿Osea te parezco que soy una pendeja? Puta, que machirulo eres, huevón.
Sabes, quería reivindicarme contigo, pero veo que te quema el hígado por lo que hice la otra vez.

Hablamos, chibolo sano.” "Espera. No quise expresarme así, solo que estoy dolido desde aquella vez", decía triste el protagonista en cuestión.

“Pero igualmente, suenas como un machista, ¡cojudo!”, respondía enojada el crush de Jorge. Tras empezar a desvanecerse el enojo, le dice al apenado: “Mira, ¿Te parece si vamos por unas chelas para olvidar lo anteriormente?”. 

Es aquí cuando Jorge siente en la cabeza mariposas coloridas bailar como en

un jardín. La esperanza volvía en él. Las ansias por conquistar a la famosa chiquilla vibraban en él. Jorge estaba motivado. Fueron a la zona indie a bailar y beber unas heladas Pilsens. La compañera le ponía todas las cervezas, para que así su sonrisa deslice de manera estúpida e imbécil. Parecía que todo iba bien,
e incluso Jorge pidió permiso para ir al baño para ir a orinar.
 
"Me hice una promesa de no caer, pero ya saben: A donde vayan, sigue el camino tú nomas", decía un excitado Jorge a unos hombres que también descargaban sus orines. Tras volver a la pista de baile, el flashback volvió ante sus ojos. La famosa antropóloga bailaba con un hombre mayor, barbudo y gordo. Luego comenzó besuquearse con el de manera apasionada y sexual, todo esto antes pobres ojos de Jorge, que desconsoladamente se ponía a llorar. Después de terminar el acto, la antropóloga le soltó esta frase:

“Gracias por el rato. Has sido un buen servicio, hasta que llego otro, y mucho mejor”. Esta vez a Jorge no hizo un berrinche, simplemente se marchó y huyó a la famosa Plaza San Martín para reflexionar lo ocurrido. De repente, se aparece un hombre alto y robusto, buscando algo de manera desesperada hasta que ve a Jorge. “¡Hola, que tal! ¿Cuál es tu nombre?”, le pregunta el hombre. “Jorge, ¿Y el tuyo?”.

“Matías, y tengo 30 años. Y dime, ¿Qué te trae por aquí? Es raro ver a un hombre de tu edad ver por esta plaza a esta hora.” "Nada, reflexionando de la maldita vida", dice Jorge. De repente Matías de una manera sospechosa y llamativa le suelta esta pregunta: “¿Y das buenos servicios?”. Nuestro personaje lanza una mirada de furia y le pide a gritos al hombre que se largue del lugar antes de que a puñetazos le desfigure la cara. "Lárgate, mierda.

Vete de aquí antes de que te saque tu putamadre". A lo Matías asustado responde: “Ok, discúlpame, pero, si gustas te la puedo ya sabes que en
otro momento.” "Lárgateeeeeeeeeeeeeeeeeeee, maldita sea antes de que te saque la reputa", dice furioso Jorge.

Matías se va a seguir buscando lo suyo, mientras tanto Jorge, se aleja en dirección a su paradero para tomar el micro que lo llevará directamente a su casa. Sentando cómodamente en su asiento, comienza a reírse escandalosamente, soltando estas palabras: "Pucha, ahora no solo doy buenos servicios, sino que también me buscan para ello. 

Algo de especial tengo, carajo. Ojalá un día me dé cuenta, aunque solo por ahora mis únicas habilidades son estudiar las distintas tribus del país y utilizar mi Pudge para ser un capo en Dota 2. Ojalá estén conectados estos huevones para meterme un dotita, carajo".


Escritor peruano Walter Velásquez


Walter Velásquez | Perú


Tiene 24 años. Es estudiante de la carrera de Periodismo en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya del Perú, donde curso el último año de la carrera.

Se desepeña en la actividad literaria desde los veinte años, y sus primeras participaciones fueron en el Slam de Poesía Oral, del colectivo Reporteros Infiltra2. 

Ha participado en antologías nacionales como “El Dolor de la Tinta” (Editorial El Verso Azul). “El Mar No Cesa” (Editorial Ángeles del Papel), “Al Lado del Camino” (Ediciones Marginales) y entre otras. 

También cuenta con  escritos  publicados en revistas nacionales e internacionales. Actualmente labora como redactor en la revista Poliantea, como entrevistador y reportero. Anteriormente trabajó en la Federación de Periodistas del Perú y en el Diario La Verdad Municipal. 

Revista La Fabrik


Comentarios