Micro ficciones con cierta clave musical (segunda parte) de Ricardo Bugarín - El fonema

EXCLUSIVA PARA REVISTA LA FÁBRI/K/ / 16 DE JULIO 2020 
Preludio en fuga, de la artista Andrea Conde
Obra: Preludio en fuga, de la artista Andrea Conde, cortesía Ricardo Bugarín

Hace unas semanas tuvimos el agrado de compartirles la primera parte de esta colaboración de Ricardo Bugarín, quien desde Mendoza, Argentina; nos ha compartido una serie de microficciones propias.

La Microficción esconde en su brevedad un alto grado de complejidad, podríamos decir que ocurre algo parecido a como con el Haiku en la poesía: con pocas palabras le es preciso al escritor construir un espacio, universo o un contexto a partir del cual capturará la atención del lector y le dará a conocer una historia.
Si hacer ficción implica creatividad, en la microficción se requiere además el dominio de la síntesis.

PERDER LA CABEZA
Dicen que cuando Beatriz de Día se enamoró de Raimbaut de Orange, vibraron todas las comarcas conocidas. Se dice,  también, que de todas partes venían a conocer esas novedades que, si bien eran ocultas, eran ansiadas por damas y señores de los más variopintos lugares. Hubo una abadesa que logró reunir los folios y ocultar las flautas –instrumentos precisos para los menesteres del amor- y es de allí donde hoy podemos conocer estos prodigios. Cuando nos sobreponemos al occitano y nos dejamos llevar por A chantar m'er de so qu'eu no volria, todo alcanza el colorido de esos bosques, la fecundidad de esos viñedos y el surgir calmo de las aguas. Dicen las historias, además, que cuando cambiaron los aires, la abadesa perdió la cabeza a culpa de los tormentos de su mente, de la voluptuosidad de sus remilgos y de la concupiscencia atribuida a sus afanes y entusiasmos. Hoy Beatriz de Día es un recuerdo, de la abadesa no se registra ni su tumba, los pueblos han cambiados y el amor sigue siendo eterno aunque esto implique, algunas veces, perder la cabeza.


MEA CULPA
Nos comimos unas corcheas al final de la tarde. Vi tu cara de sorpresa cuando la fusa quiso meterse entre los dos con ese intento vehemente de acorde desorientado. Te hice señas tranquilizadoras para indicarte que todo estaría bien pero, el tempo no fue el justo y necesario. Se te atravesó un opus en la garganta, se me deslizó un flato sonido entre mis ya escasas  vestiduras y, finalmente, como es de prever en estos casos, todo se desmadró y quedó fuera de pentagrama.



AUDICIÓN PRIVADA DE LA SEÑORITA MACBETH
La señorita Macbeth estaba en su ensayo de música. El productor presenciaba la audición privada, deleitándose anticipadamente, del concierto de esa noche.
El programa había sido rigurosamente seleccionado y las dos obras de estreno, cierre del mismo, eran de excelso nivel. Argentina y Holanda esa noche harían un nuevo aporte a la sinfónica mundial.
La señorita Macbeth agregaría a su esbelta presencia, tres vestidos de gala que Usamoro le había confeccionado especialmente para la ocasión. Y el escenario estaría todo bordeado de gladiolos como una ofrenda típica de la ciudad.
Seis horas de aplicada ejecución habían transcurrido ante la presencia del productor. Seis horas en que se repitieron algunos pasajes para ser ajustados al timbre del instrumento. La coda de la última obra de estreno era de una belleza sublime. La señorita Macbeth trasuntaba iluminación. El productor levitaba arrobado en su butaca. El sonido, magistralmente límpido y armonioso, se elevaba en la sala.
Un abrupto silencio interrumpió la ensoñación. Con extrañeza el productor vio como los diez dedos de la señorita Macbeth volaban sobre el teclado. Y la señorita Macbeth vio como, de repente, sus delicadas manos se convertían en muñones.

UNA DE AMOR
Zenobia Lucero se recorrió todas las comarcas centrales con su guitarra al hombro. No bien llegaba a un pueblo, se ubicaba en alguna esquina y comenzaba a extender su repertorio. En Chirubí fue el encuentro. Un mozo grande, como de dos metros, se le presentó con un violín y, entre arpegios y arpegios, le arrobó los sentidos. A Zenobia nunca le parecieron tan alocadas y tan bien dispuestas, como en esa oportunidad, las siete notas que con mágica alternancia invadían los espacios. Zenobia se enchirubitó, se enviolonó, se agarró un mocetón de dos metros y se olvidó de su guitarra. En las playas bajas de la costa dicen que se los ve muy amarraditos y melodiosos. Él engalana las noches con su violín y ella hace pajaritas de papel que va lanzando al viento. Las historia de amor son muy chiquitas, pero profundas. 
Ricardo Bugarín | Escritor, investigador, promotor cultural

Publicó “Bagaje” (poesía, 1981). En el género de la Microficción ha publicado: “Bonsai en compota” (Macedonia, Buenos Aires, 2014) ,  “Inés se turba sola” (Macedonia,  Buenos Aires,2015),  “Benignas Insanías” (Sherezade, Santiago de Chile,  2016) ,“Ficcionario” (La tinta del silencio, México, 2017) y “Anecdotario” ( Quarks,  Perú, 2020).
Textos de su autoría han sido incluidos en antologías argentinas e Textos de su libro “Bonsai en compota” han sido traducidos al francés y publicados por la Universidad de Poitiers (Francia).
Integra las ediciones  “Borrando Fronteras-Antología Trinacional de Microficción Argentina, Chile y Perú”; “¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género” (edición argentina);  “Antología Iberoamericana de Microcuento” (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia); “Vamos al circo. Minifición Hispanoamericana” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP, México) y “Cortocircuito. Fusiones en la Minificción” (BUAP, México); las reediciones de “¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género” realizadas por el Gobierno de Mendoza (2018) y “La mirada del cóndor”, Microficciones mendocinas (2018); “Ho kusai. Antología de Microrrelatos” (Santiago de Chile, 2018), “Gatos. Antología de Microficción” (Chile, Sherezade 2019), “Brevísimos. Selección de Microcuentos” (Mendoza, 2019), “Los pescadores de perlas. Antología de microrrelatos de Quimera” (Barcelona, 2019), “Escritos en Cuarentena. Letras para salvar el pellejo” (Ipiales, Colombia, 2020) y  “Brevirus. Antología de Minificciones” (Santiago de Chile, 2020).

Revista La Fabrik



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